Reflexiones después del debate presidencial

Primer debate por la presidencia de México. Foto: Captura de pantalla, YouTube. 

El formato del evento diseñado por el Instituto Nacional Electoral (INE) permitió que la mujer y los cuatro hombres se enfrentaran de cara a cara para criticarse y cuestionar sus respectivas propuestas


Afortunadamente, me equivoqué y la noche del domingo sí pudimos ver y escuchar lo que resultó ser un verdadero debate entre los cinco candidatos a la Presidencia de México y no el circo a cinco pistas que personalmente pensé que presenciaríamos.

El formato del evento diseñado por el Instituto Nacional Electoral (INE), que puede mejorarse aún más, permitió que la mujer y los cuatro hombres que se encontraban en el escenario construido para la ocasión en el Palacio de Minería de la Ciudad de México se enfrentaran de cara a cara para criticarse y cuestionar sus respectivas propuestas.

Como siempre ocurre en este tipo de asuntos, decidir quién ganó y quien perdió es un asunto de filias y fobias personales. Concluido el evento le pregunté vía WhatsApp a quienes colaboran en mi programa de radio y TV en Grupo Fórmula que me dijeran quién creía que había ganado y quién había perdido el debate. Para la mayoría de ellos el triunfador de la noche fue el candidato de la coalición Frente por México, Ricardo Anaya, mientras que el perdedor fue el abanderado de Juntos Haremos Historia, Andrés Manuel López Obrador. El candidato de Todos por México, José Antonio Meade, fue el ganador para uno de mis comentaristas y el que quedó en segundo lugar para los demás. Nadie le otorgó la victoria a AMLO.

Personalmente creo que quedaron así: Anaya en primer lugar, Meade en un muy cercano segundo, AMLO en tercero, Jaime Rodríguez en cuarto y Margarita Zavala en quinto y último.

Ahora bien, poco importa cómo quedaron de acuerdo con mi opinión, con la de mis comentaristas o con la de los analistas que participaron en los debates del debate que se transmitieron después del evento ayer por radio y televisión. Poco importa lo que digan la mayoría de las encuestas hechas el mismo domingo porque fueron telefónicas o por la vía de las redes sociales.

Lo único que importa, a fin de cuenta, es la opinión de los millones de mexicanos que vieron o escucharon el debate, opinión que más o menos se reflejará en las encuestas que nos dan alguna idea de cómo piensan votar esos mexicanos el día de la elección.

¿A AMLO le restará adeptos la tibieza con que respondió o no a sus críticos, la falta de solidez de sus argumentos, el infantilismo de su autovictimización y la poca educación que demostró al retirarse del lugar sin despedirse de sus rivales?

¿El triunfo de Anaya en el debate se traducirá en un aumento importante en el número de quienes piensan votar por él para que así, por fin, pueda despegarse de Meade y posicionarse en un sólido segundo lugar en las encuestas?

¿El muy buen desempeño de Meade le servirá para ocupar el segundo lugar y dejar atrás a Anaya?