Resabios del pasado

 

La elección de Andrés Manuel López Obrador, por una evidente volcadura de irritados, permite tener paz para observar lo pasado


Las aguas en calma, sin los temores que nos agarrotaron durante muchos días por el desconocido resultado de las votaciones, la elección de Andrés Manuel López Obrador, por una evidente volcadura de irritados, permite tener paz para observar lo pasado.

Sin duda la madrina que le colocaron a los tricolores es porque nunca hubo un partido detrás de sus candidatos, dejados a la mano de Dios y de los itamitas que todo saben, tanto, que desconocen sus ignorancias. Galimatías de Perogrullo.

Además de manejar los comicios como en junta del consejo de administración de cualquier trasnacional, los señores que desde la Presidencia creían que controlaban los acontecimientos, nunca caminaron las calles, hablaron con la gente y viajaron en transportes públicos.

Las redes pudieron servir como termómetro para enterarse que los más activos antisistema no fueron ciudadanos comunes, sino exfuncionarios públicos a los que el régimen no les cumplió sus expectativas.

Basta ojear los mensajes del feis o de tuiter para encontrar que los más virulentos y los más irracionales fueron los que dándose cuerda unos a otros asumieron la actitud de atacar al gobierno per se, sin más que una posible venganza personal.

Durante lo más álgido de las campañas procuré alejarme de las polémicas imposibles con quienes recurren aún ahora que ganaron al insulto y a la descalificación.

Uno de esos señores de nula materia gris, en diálogo respetuoso, sin rispidez, de repente dice que me conoce y soy un resentido porque formé parte del gabinete del PRI y gocé de las mieles del poder y el dinero.

No lo supe pero me hubiese gustado probar tales mieles del poder y el dinero. A otros respetables columnistas los califican de comprados por el gobierno.

Pero quienes optaron por brincar oportunamente “al partido” consideran que es difícil cambiar de sistema. Muchos candados internos y externos lo impiden.

Los que no eran partidarios de Morena ante el exagerado paquete de compromisos comienzan a pedirle cuentas. Y los pejistas preguntan por qué a los que se van nunca se les exigieron.

Ganas de jorobar. Odebrecht, el socavón exprés, la Casa Blanca, Malinalco, los asesinatos, robos y desfalcos de funcionarios públicos considerando pocos de la oposición, fueron obra y gracia de los periodistas a los que hoy se increpa para advertirles que el futuro ya está aquí… y que en ese futuro no habrá cuestionamientos para ya saben quién.