ISSSTE

 

Ser crítico implica reconocer también los buenos servicios a cargo del Gobierno


Desde esta columna he criticado diversos servicios públicos. Hace apenas dos semanas denuncié, sin ningún efecto por cierto, la discriminación sufrida por cientos de mexicanos, niños incluidos, en la oficina de pasaportes de la SRE en Insurgentes, cuando un jugador de futbol, extranjero nacionalizado, pasó por encima de las citas obtenidas con semanas de anticipación y fue atendido como VIP en menos de una hora, cuando los demás, cumplidores de las reglas definidas por esa Secretaría, tardamos cinco en promedio.

Sin embargo, ser crítico implica reconocer también los buenos servicios a cargo del Gobierno. Hace tiempo tengo un problema con mi pensión en el ISSSTE. Me di el tiempo para arreglarlo, y acudí a la subdelegación de prestaciones de la zona sur. Fui preparado para afrontar malas caras y burocracia, pues ya había pasado por el calvario de la llamada prueba de vida, donde vi a viejitos en camilla acreditar que todavía no morían para seguir cobrando. También cuestioné desde estas páginas el asunto y hoy reconozco está resuelto de la mejor manera.

Ahora el trámite es automático, a partir de las herramientas informáticas existentes. Me sorprendió la calidez y trato humano brindado a los derechohabientes, casi todos pensionados adultos mayores. La espera es razonable, se buscan soluciones en vez de las clásicas excusas para no atender los problemas; lo más llamativo, los empleados son educados y utilizan una herramienta prácticamente inexistente en las oficinas públicas: la sonrisa. Salí de esa oficina con mi asunto resuelto y con la satisfacción de haber sido tratado como gente. No llegué recomendado ni se me dio trato especial. Bernardo Paniagua Arias, el subdelegado, Leticia Reyes Ramírez, la jefa del Departamento, y Joel Melo Vázquez, el administrativo, merecen el reconocimiento a su eficiencia. Cumplo con ello.

FF