San Martín de Porres

San Martín de Porres
San Martín de Porres 

El 3 de noviembre celebramos la memoria litúrgica de san Martín de Porres


El 3 de noviembre celebramos la memoria litúrgica de san Martín de Porres, uno de los santos más conocidos por su aspecto e iconografía: el mulato vestido con hábito dominico que sostiene entre sus manos, como su principal atributo, una escoba rodeada por animalitos: un perro, un gato y unos ratones.

Martín nació en 1579 en Lima, Perú, cuando los negros y mulatos eran esclavizados; pero su padre lo colocó en una peluquería donde aprendió el oficio de peluquero y de algo parecido a médico general y cirujano de heridas sencillas. Ingresó al convento de los frailes dominicos de la ciudad de Lima.

Martin se desempeñó en el convento como peluquero, sangrador y sacamuelas. Por la cercanía de su celda, que quedaba en el claustro de la enfermería, pudo conocer el sufrimiento del cuerpo, al que curaba, pero también del alma, a la que sanaba por su intercesión ante Dios, así explicaba a sus pacientes: Yo te curo, Dios te sana.

Pronto se extendieron los rumores de su santidad, primero en Lima y luego a todo Perú, las personas formaban largas filas en el convento de Santo Domingo, de Lima, para conocer personalmente a “Fray Escoba”, y ser atendidos por él.

Martín entregó su alma al Señor el 3 de noviembre de 1639. Su cuerpo reposa en una sencilla tumba en el interior de la capilla que se le dedicó 23 años después de su muerte y que se edificó por deseo del virrey Amat.

De la larga lista de milagros que se presentaron durante su proceso de canonización, cuatro se aceptaron:

-El primero le fue concedido a Elvira Moyano, una mujer a la que le entró un vidrio en el ojo. El médico diagnóstico que lo perdería, los frailes dominicos le recomendaron a una vecina de ella que le colocara la imagen de san Martín en un trapo húmedo sobre el ojo. El cirujano comprobó que tenía un ojo nuevo, y el trapo quedó como la piel de un ojo muerto

. -El segundo se le concedió a un niño de dos años que cayó desde un balcón de un segundo piso. El cráneo estalló contra la banqueta y fue tan fuerte el impacto, que perdió materia cerebral, los médicos lo desahuciaron, la familia imploró la intercesión de san Martín y al día siguiente amaneció milagrosamente recuperado, con el cráneo intacto y sin ninguna secuela.

-El tercero fue para una anciana de Asunción, Paraguay, cuya hija imploró a fray Martín por la salud de su madre. Su fama de santidad ya se había extendido rápidamente por toda la América Latina.

-El cuarto lo recibió un niño español que sufrió la caída de un bloque de cemento que le destrozó la pierna, que después se gangrenó. Luego de que los médicos decidieron amputar la extremidad, su madre colocó una estampa de fray Martín que hizo que la gangrena desapareciera y la pierna se restaurara por completo.

En 1660 se inició su proceso de beatificación; en 1837 fue beatificado por Gregorio XVI, y el 6 de mayo de 1962 fue canonizado por Juan XXIII.

RGH