Sarín

 

Un violento dolor de cabeza y dilatación de las pupilas son los primeros efectos


Un violento dolor de cabeza y dilatación de las pupilas son los primeros efectos.

Convulsiones y paros cardiorrespiratorios e incluso laceraciones en la piel, preceden al coma. Minutos después sobreviene la muerte. Para matar a un adulto basta medio miligramo de este gas inoloro e incoloro.

Fue descubierto accidentalmente por científicos alemanes que mejoraban pesticidas: Schrader, Ambros, Rüdiger et Vander Linde. Sus iniciales le dieron nombre: Sarín. Siria tomó el lugar de la URSS como principal productor con 41 instalaciones, con países europeos como proveedores de insumos, reconoció, en 1989,  William Webster, exdirector de la CIA. En la década siguiente el uso del gas en la Guerra Irán-Iraq y el atentado al metro de Tokyo, demostraron su potencial. La tragedia Siria supera cualquier guión de terror. Tras el siniestro ataque a Guta en 2013, el régimen de Al Asad fue forzado a entregar el arsenal y destruir las instalaciones.

En 2014, organismos internacionales “garantizaron” que la “orden” se había cumplido, aunque las denuncias de ataques no cesaron. Hace unos días esos mismos organismos, entre ellos la ONU, reconocieron que algunos almacenes cerca de Idlib nunca fueron destruidos por lo que el origen –casi seguro– se mantiene dentro de la misma Siria. Pero que en el reciente bombardeo hayan participado aviones, deja dos posibles autores: Siria o Rusia porque los rebeldes están inhabilitados. Conocedores apelan al derecho de guerra. Pero como el león no es komo lo pintan, mientras se “reúnen los requisitos” la Guerra Civil Siria cumple siete años con  60 por ciento de la población desplazada dentro y fuera del territorio, y generaciones enteras condenadas a la miseria y el resentimiento. ¿Y el mundo? Ya es hora, no sólo de aceptar, también se debe  actuar  ante la incapacidad de cumplir el  “nuca más al exterminio del hombre por el hombre” acuñado tras el holocausto judío.