Se busca político

 

El antes temido Beltrones se deshizo en el aire


Mucho tiempo, principalmente durante la gestión gubernamental de Felipe Calderón, pensamos que Manlio Fabio Beltrones era el último ejemplar de político profesional en acción. Nada que ver con los lastimosos ejemplares de legisladores que tanto en una como en la otra cámaras, deambulan como muertos en vida.

El líder de los tricolores en la Cámara alta, dictaba líneas de gobierno y el presidente Calderón, perdido en sus batallitas que nos costaron casi 200 mil muertos y más de 35 mil desaparecidos, dejaba al priista que se despachara con la cuchara grande.

Muchas de las políticas de gobierno que en algún momento fueron consideradas como aciertos de los panistas, pueden mostrarse sin ningún empeño mayor como autoría de Beltrones, que además manejaba a control remoto a los diputados gracias a la presencia en San Lázaro de su correligionario Emilio Gamboa.

Sin molestarse siquiera en pensar o de objetar así fuese por pose ante sus partidarios, los partidos contrarios al PRI, inclúyase al PAN-Gobierno, aceptaban la conducción del sonorense, como en años anteriores se aceptaba al panista Diego Fernández de Ceballos, “El Jefe Diego” Tras su paso por la Cámara de Diputados y su presidencia en el partido de Héroes Ferrocarrileros, Manlio debió tragar amargo cuando le fue impuesta la hija de Rosario Robles como líder tricolor en el Distrito Federal. Sobre todo sabiendo que la niña tiene antecedentes trostkos y ninguna simpatía por los priistas.

El antes temido Beltrones se deshizo en el aire. Paulatinamente desapareció del panorama político nacional, dicen que abandonó todo sueño presidencial y entre cambios de imagen con bigote, sin bigote, y con apariciones muy esporádicas.

Podemos afirmar que se trata del último de los dinosaurios o, visto bajo la lupa nacional, de los sabios políticos mexicanos.

Y por ello “anda en pos de doña Blanca”, la dama que lleva a sus hijos a Palacio Nacional. Parece que por sabio y por haber vivido en las entretelas del sistema democrático estilo mexicano, se da cuenta de que nada cambió, que será en las tenebrosidades de conciliábulos palaciegos donde el dedo de “Nuestro Señor” indicará al que será el sucesor.

Y está más que claro que no será Manlio Fabio. Parece evidente que le temen en las alturas de los itamitas disfrazados de administradores públicos.

Nunca aceptarán ser políticos y por eso, entre más lejos, Manlio Fabio estará mejor… para ellos.