Selección y afición a la altura

 

Más de 200 mil pesos debe pagar la Federación Mexicana de Futbol, por la insistencia de algunos presentes en el partido ante Alemania, quienes tuvieron a bien dirigirle el grito famoso a Manuel Neuer el pasado domingo. No es la primera vez, pero ojalá sea la última. Recientemente me cuestionaba el porqué la FIFA considera […]


Más de 200 mil pesos debe pagar la Federación Mexicana de Futbol, por la insistencia de algunos presentes en el partido ante Alemania, quienes tuvieron a bien dirigirle el grito famoso a Manuel Neuer el pasado domingo. No es la primera vez, pero ojalá sea la última.

Recientemente me cuestionaba el porqué la FIFA considera dicha palabra como un insulto homofóbico más allá del contexto en el que lo usamos, ya que el significado en español hace referencia a otros términos.

Por encima de ello, cuestionaba que el organismo realizara la máxima justa de futbol en uno de los países en donde hay menos tolerancia hacia las personas homosexuales.

Hoy mis dudas crecen, cuando apelan a la inclusión y se refieren a un enfoque a la tolerancia y a la promoción de la diversidad, pero semanas atrás anunciaron que no había acceso para las banderas multicolores y pedían a los asistentes que se abstuvieran de alguna muestra afectuosa si se trataba de personas del mismo sexo.

No por ello considero bueno usar tal palabra en un partido de futbol y menos si por todos los medios, las organizaciones internacional y local, han pedido que dejen de usarlo.

Si al principio podría parecer una muestra del folclor y la picardía que hay en México, incluso divertido, novedoso o jocoso, no lo es más.

Ahora da pena. Porque nuestra federación ha sido castigada en partidos oficiales y amistosos dentro y fuera de casa. Y lo peor ocurrió ya, en una Copa del Mundo.

¿Por qué aferrarse a seguir gritando algo que sabemos que está mal? ¿Por qué nos empeñamos en vender esa mala imagen de los mexicanos ante el mundo? ¿Acaso no podemos respetar un reglamento? ¿Preferimos demostrar que nos pasamos las leyes por el arco del triunfo a costa incluso de la selección?

Y es que ahora parece que va en serio. Si el próximo sábado se escucha el “grito maldito” no sólo corren el riesgo de que los agentes de seguridad de la Rostov Arena los remitan con la autoridad competente, sino que probablemente se echará a perder el trabajo del equipo mexicano.

Sería terrible, después de haber conseguido la victoria más sorprendente y reconfortante de los últimos años. Después de ver a Javier Hernández cantando el himno al borde de las lágrimas, de que Rafa Márquez llegó a su quinto Mundial y luego de haber vibrado desde Rusia hasta México con cada nota del “Cielito Lindo”.

La hora se acerca. Por qué no, mejor, apostamos por el Mundial de los sueños que se hacen realidad por una selección y una afición que están a la altura.

@sonia_santiago