Sin complejos

 

La ventaja y el inconveniente de Meade es que no es ni de aquí, ni de allá


El próximo 3 de diciembre se cumplirán seis años de aquel día en el que Enrique Peña Nieto balbuceó y no pudo recordar el nombre de los tres libros que han marcado su vida.

Era la FIL de Guadalajara en su XXV edición y el ahora presidente era el candidato que encabezaba las encuestas para la elección del 1 de julio de 2012.

Seguramente a estas alturas Peña Nieto puede recordar perfectamente los movimientos que hay que hacer para ganar elecciones.

Pero que nadie se equivoque, porque hay una gran diferencia entre este momento y 2012, 2006 y 2000. Ahora el PRI no tiene complejos.

Y es que, después de la forma en la que acabó el relevante sexenio de Salinas de Gortari, frustrado de manera tan brutal en el último año, el país se acomplejó y el PRI también. Y eso fue lo que explicó en parte cómo la han pasado en los últimos 17 años de vida política, es decir, con complejos.

Sin embargo, hoy el PRI no está acomplejado. Y tan cierto como que se desdibuja su base social y que los verdaderos priistas tal vez no estén en el PRI, sino en otros partidos que participarán por primera vez en las elecciones de 2018, es que el PRI aprendió ciertas lecciones.

El PRI también era el partido de Gutiérrez Barrios. El PRI también era el partido en el cual estalló la rebelión zapatista. El PRI, operado ahora por el presidente de la República, tiene la oportunidad de hacer algo con los pasos que está dando. Puede convertirse en el PRI del siglo XXI o perder el título de partido social a cargo de su encarnizado enemigo el expriista López Obrador.

Las palabras son palabras, pero la “mafia del poder” no sólo son palabras, es una desgracia que afecta a muchos países, especialmente a las estructuras de corrupción e impunidad del nuestro.

Pero hay que reconocer que la maniobra política de lograr que alguien que no es priista sea candidato del tricolor, y que le levanten la mano los demás militantes aunque sean poco priistas, es una maniobra que se ha manejado muy bien.

Es probable que el domingo las banderas estarán al viento, y Nuño pasará a la sala de máquinas a coordinar la campaña.

Pero mientras tanto, la ventaja y el inconveniente de Meade es que no es ni de aquí, ni de allá, en una situación en la que pocos políticos como él se pueden presentar con un historial tan extenso de servicio público y a su vez con una biografía que no le salpica ni la sangre, ni la corrupción, ni los delitos que pueden terminar salpicando a algunos de sus compañeros del gobierno actual o a los antiguos compañeros del gobierno de Calderón.

Curioso experimento bien operado por el que hace seis años no supo mencionar el título de tres libros, pero que ahora sabe dirigir a los suyos en un momento tan importante.

@antonio_navalon