Sismos y otros desastres

 

Los desastres naturales afectan seriamente la economía de un país


Los sismos del 19 de septiembre de 2017 y el más reciente del viernes 16 sacan a flote algunas carencias económicas y financieras de cada país. De ahí deriva en las ciudades o poblaciones afectadas. Los desastres naturales afectan seriamente la economía de un país.

La intensa actividad sísmica en México es propicio para revisar si los gobiernos pasados y actuales han inculcado la cultura financiera del uso de los seguros para contrarrestar los daños que suelen ocasionarse en zonas urbanas y rurales.

La gestión económica juega un importante papel en todas las fases del desastre; por lo que al igual que otros aspectos, tiene funciones bien definidas antes, durante y después de estos fenómenos.

Recientemente, los cuatro países de la Alianza del Pacífico (Chile, Colombia, México y Perú) todos con alto riesgo sísmico han negociado un seguro colectivo contra terremotos, también llamado bono catastrófico, a través del Banco Mundial (BM).

La idea detrás de esto es justamente que, ante una catástrofe natural, los países puedan acceder de manera casi inmediata a fondos para la reconstrucción.

Uno de los puntos cruciales para el análisis es que el deterioro ambiental es evitable en la medida en que haya alternativas de desarrollo económico que se aparten de los dos mecanismos distributivos descritos anteriormente: la presión por los recursos naturales que se origina en la estructura de demanda de las economías centrales, y la privatización de beneficios ambientales que se acompaña de la socialización de costos inmediatos y futuros implícitos.

Los sismos y los huracanes suelen ser los eventos más recurrentes y los más costosos por la magnitud que suelen tener e impactar a las comunidades.

Los problemas a resolver después de un desastre natural son diversos, entre ellos resolver la interrupción de la producción y la cobertura de las necesidades de la población y conseguir tras una catástrofe de estas características que las economías afectadas recuperen su nivel económico anterior al evento. La recuperación no sólo debe orientarse a los flujos económicos sino al capital destruido. Lo que se advierte que los grandes desastres naturales no suelen producir caídas drásticas en los mercados de valores inmediatamente, pero pueden tener importantes consecuencias adversas en sus economías y los mercados pueden caer tiempo después.