Tiempo de ira…

 

AMLO recorre por enésima ocasión la geografía nacional


Acostumbrado a que se haga su voluntad sin posibilidad de contradicción, Andrés Manuel López Obrador recorre por enésima ocasión la geografía nacional en exigencia de que los mexicanos votemos en su favor y, ahora sí, acunarlo en la cama de Benito Juárez.

Con una historia oscura, a pesar de que se hable de transparencia en su vida, el oriundo de Macuspana inicia su biografía con la muerte de un hermano. Un desafortunado balazo que no se aclaró si fue accidental, torpeza en el manejo de un arma, desacuerdo fraterno…

El también conocido como Pejelagarto debió exiliarse en Chiapas, donde su familia no quiso saber más de él. Eso cuenta la leyenda que se extiende al presente cuando su hermano lo declara “peligro para México”. Y lo hace en muy publicitadas grabaciones de video.

Otro incidente tenebroso lo relaciona con muerte cerebral y posteriormente total, de un jugador de beisbol al que habría propinado un pelotazo en la cabeza en un acto de ira por alguna jugada mal hecha…

Impune de estos delitos cometidos por voluntad o por infortunio, Andrés Manuel comenzó a participar en política al amparo de tricolor emblemático, el gobernador Enrique González Pedrero, quien lo llevó a las excelsitudes de la dirigencia priista, instituto político al que compuso un himno.

Lo anterior no fue suficiente cuando el maestro universitario se negó a heredarle el mando estatal. En libro de nula circulación, López Obrador acusó a su exprotector y amigo de permitir el enriquecimiento de todos sus colaboradores, lo que mereció una respuesta pública:

“En cuanto al equipo de colaboradores que me acompañó, todos eran mayores de edad y, como tales, responsables de sus áreas respectivas. Por tanto, si el señor López Obrador tiene alguna prueba de cualquier manejo deshonesto de mi parte durante mi desempeño como gobernador de Tabasco, le pido que la presente a las autoridades competentes para que la ley se cumpla”.

Inacabables las muestras de intolerancia del eterno suspirante a la Presidencia. Incontables las de su elástica moral (hoy, cristiana) en la protección a Bejaranos, Imaces, Evas y Sheinbaumes, el ocultamiento de trafiques en los segundos pisos y entrega de miles de metros cuadrados a organizaciones religiosas: privatización de un mercado y una avenida frente a la Basílica, para que construyera sus nichos para cenizas célebres.

No existe espacio para despropósitos y tonterías del candidato de su partido personal ni sus acercamientos al narco para que pidan, con amabilidad, “voto o plomo”. El elector decidirá.

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