Tragedia mexicana, ¿sin moraleja?

 

Aquel 26 de septiembre de 2014, una noche de terror para decenas de jóvenes


Carlos Rojas Martínez/ CULTOS Y MOCHOS

Los antiguos griegos hicieron famosas las tragedias, la historia oficial dice que ellos las inventaron como género, aunque hay narraciones de otras culturas más viejas que están llenas de zozobra y desasosiego, sin que falte en éstas el escarnio ajeno para el aprendizaje colectivo, el mal nació con el hombre; siglos después vino William Shakespeare a comprobar que el alma humana seguía igual de pantanosa, casi nada había cambiado.

Considero que el sentimiento trágico de la vida (punto y aparte el libro de Miguel de Unamuno) se vive más intenso en México, y esto lo digo porque soy mexicano, claro; pero sin ningún orgullo nacionalista, sino todo lo contrario. La tragedia mexicana de la que hablo, a diferencia de la griega, no contiene ninguna enseñanza moral, sólo es un recordatorio de la impunidad y el agandalle generalizado que se vive en este país en ruinas.

Son tres años ya, aquel 26 de septiembre de 2014 fue una noche de terror para decenas de jóvenes mexicanos, una pesadilla de la que, al parecer, nunca despertaremos. Se han escrito tantas cosas acerca de este crimen que está a punto de convertirse en un 2 de octubre más; no hace mucho un medio local hizo la reconstrucción de los hechos con la más alta tecnología, y todo apunta a la hipótesis conocida por todos pero aceptada por pocos: que las autoridades estaban/están coludidas con los grandes cárteles del trasiego de la heroína, que estos muchachos tuvieron la mala suerte de secuestrar un camión lleno de goma de opio y que su desaparición forzada sirvió de ejemplo para que nadie más se acercara al jugoso negocio del gobierno y los delincuentes (difícil diferenciar entre estos dos).

Los estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa vinieron a darle continuidad, a ser la segunda parte, triste saga, de aquella novela que le rompe el corazón a quien la lea, me refiero a Guerra en el paraíso de Carlos Montemayor. No se trata de convertirlos en héroes, pues ellos son víctimas de un sistema que nació podrido, lo importante aquí es que se detenga la masacre, ¿qué mensaje hay en estos secuestros, violaciones, asesinatos? Edipo entendió que la vida es cruel, el destino juega muy sucio, aunque luego tuvo la oportunidad de redimirse en Colono. ¿De qué manera se redimirán los culpables por el crimen de los 43?

Tristemente, esta fecha, 26 de septiembre, también me retrotrae a la desaparición forzada de Francisco Paredes, que a plena luz del día fue privado de su libertad en Morelia, Michoacán; a pesar de los videos y todas las pruebas no se ha avanzado ni un milímetro en el caso. Quizás esta sea la enseñanza para nuestra tragedia: cualquiera de nosotros está expuesto a ser un número más en la lista de desaparecidos, por eso es mejor quedarse callado y aceptar todas las vejaciones. Y a pesar de este río de injusticias, me quedo con las palabras de Unamuno: “Venceréis, pero no convenceréis”.

@CalicheCaroma