Un gato cobarde

 

Fuertes, graves, totalmente a destiempo pero, principalmente, con muy fuerte olor a traición las declaraciones hechas a mi estimado Pedro Antonio Flores, de Javier “Gato” Vargas, por muchos años referente en el Atlas, lo que le valió el honor de ser seleccionado como portero del conjunto olímpico en México 68, afirmando que aquella Selección se […]


Fuertes, graves, totalmente a destiempo pero, principalmente, con muy fuerte olor a traición las declaraciones hechas a mi estimado Pedro Antonio Flores, de Javier “Gato” Vargas, por muchos años referente en el Atlas, lo que le valió el honor de ser seleccionado como portero del conjunto olímpico en México 68, afirmando que aquella Selección se dejó ganar en semifinales por Bulgaria y luego en el juego por la medalla de bronce ante Japón, como respuesta a los directivos de la Femexfut que incumplieron promesas de pagos. Cobarde y traidor el “Gato”, si es cierto lo que a rma, pero más aún si no lo es.

TRAICIÓN POR TODOS LADOS

Pero principalmente traidor hacia sus compañeros por delatar ese hecho injustificable o por mentir con cinismo, traidor hacia el deporte que le dio profesión por muchos años, hacia el deporte en general, hacia nosotros los aficionados pero, principalmente, a sí mismo.

Salir totalmente a destiempo aprovechando el reflector de los 50 años de los juegos Olímpicos México 68 es de cobardes y traidores, porque Javier Vargas siguió jugando por muchos años más, de hecho fue convocado constantemente a la Selección Nacional.

Si de verdad cometió junto con el grupo esa gravísima falta y se dice arrepentido debió fajarse los pantalones y dar la cara asumiendo la responsabilidad en su momento, 50 años después sólo le servirá para escupir al cielo y que le caiga de regreso a la cara ante su familia, su círculo de amistades, la enorme afición del Atlas, los miles de aficionados que vivimos frustrados en el estadio Azteca y los millones por televisión, aquella calurosa y triste tarde, la derrota humillante ante Japón, recuerdo que en esa época yo cursaba el primero de preparatoria y con trabajos juntamos mi hermano y yo para asistir casi en la última la del Azteca
a aquel juego en el que, como los otros más de 90 mil, soñábamos con la medalla de bronce olímpica para México en el deporte más popular de todos.

En aquel entonces todavía se alquilaban cojines en la puertas de entrada a la tribuna, al final del juego nuestra frustración por tan pobre exhibición hizo
que lanzaremos al terreno de juego miles de cojines en son de protesta, lo que obligó al técnico nacional, don Ignacio Trelles, a correr al centro del campo para protegerse junto con el grupo de jugadores.

Las consecuencias son graves, sea o no cierto lo que afirma Javier Vargas, manchando su historial y el del grupo encabezado por “Nacho” Trelles, por supuesto aquí falta el revire de gente como Vicente Pereda, embarrado en esta cobarde, traidora y totalmente a destiempo declaración, aprovechando reflectores que, por supuesto, no eran para él.

Así de fácil…