Vecinos arbitrarios

 

Ni siquiera intente estacionar en la colonia Villa de Cortés


Le voy a dar un buen consejo: ni siquiera intente estacionar en la colonia Villa de Cortés, asentada en unas 10 cuadras a la redonda detrás de la estación del Metro del mismo nombre. Simplemente no va a poder.

Los vecinos, a quienes no les gustan los carros estacionados frente a sus casas, han expropiado la vía pública, y han contado para ello, por la vía de la omisión, con el pleno apoyo del gobierno de la Ciudad.

Para lograr sus propósitos, emplean los más diversos artilugios, desde rudimentarias piedras asentadas las 24 horas en el arroyo vehicular, botellas, botes, cestos, macetas y ¡un sofá! hasta estructuras permanentes construidas en la banqueta con el propósito de bloquear a los “intrusos”. No se trata de vías primarias, son calles de libre acceso, cuando menos teóricamente. Esta colonia es líder en una práctica creciente: pintar sillas de ruedas anunciando presuntas discapacidades, pero he hecho un seguimiento de varias de ellas, son un recurso más para estacionar vistosos deportivos impensables en una persona con limitaciones físicas. Lo peor es el espíritu violento de muchos vecinos, cobijado por la impunidad.

Conozco varios casos donde se han rayado carros, ponchado llantas y roto espejos. No puede ser. Lo más grave es que la zona se ha vuelto un paraíso para las grúas. Como no es posible estacionar donde está permitido, muchas personas con el tiempo vencido lo hacen en alguna vía secundaria. De inmediato aparecen estos enemigos del ciudadano para hacer de las suyas. Vaya paradoja, no ejercen sus funciones, pero castigan ferozmente, premiando la impunidad.

Pensándolo bien, voy a ampliar mi consejo, no puedo limitarlo a la colonia citada, pasa lo mismo en Coapa, Coyoacán, Ermita y donde quiera. No hay autoridad. Está en nuestra contra y es omisa. Pobre CDMX.

[email protected]