Violencia ante foros de paz

 

Ciudad Juárez se le llegó a nombrar “mártir” por registrar no solamente crueles y numerosos feminicidios, sino los más elevados niveles de violencia de todo el país


A la fronteriza Ciudad Juárez se le llegó a nombrar “mártir” por registrar no solamente crueles y numerosos feminicidios, sino los más elevados niveles de violencia de todo el país.

En apariencia había descendido ese infierno a una cierta normalidad, pero este fin de semana pareció recobrar un nuevo brío la furia homicida, que cobró en menos de 24 horas a 30 personas asesinadas, 11 ellas en una sola vivienda –8 hombres y 3 mujeres– aniquiladas con un torniquete en el cuello para estrangularlas después de torturas y colocación de droga en sus cuerpos.

Todo comenzó, aparentemente, por la liquidación de un pandillero en la cárcel de Aquiles Serdán, de la capital, Chihuahua. La víctima, Juan Arturo Padilla, era apodado El Genio y al parecer era lugarteniente de la pandilla Los Aztecas, al servicio del Cártel de Juárez, en la plaza fronteriza. Por ello se atribuyeron varios hechos criminales cometidos en las horas siguientes a una venganza por la muerte a cuchilladas de El Genio.

Se repitió la ya consabida riña colectiva en el penal, el jueves pasado, la que se aprovechó para liquidar al líder de la banda. Pero la ola violenta se replicó por todo Ciudad Juárez, en donde hubo otra masacre colectiva, con 11 víctimas mortales el sábado 4 de agosto.

Fuera del hecho de que Padilla había llegado de Michoacán apenas una semana antes, donde fue capturado junto con otro de los Aztecas, Eduardo Ravelo El Tablas, esta oleada criminal ocurre días antes de que arranquen, desde mañana martes, los “Foros Escucha”, a través de los cuales deberá trazarse una ruta de pacificación del país y una reconciliación nacional, con temáticas específicas y mesas de discusión en las que participarán expertos, víctimas y los más altos funcionarios que tienen que ver con los temas de amnistía, procuración de justicia, sistema carcelario, disminución de la violencia y justicia transicional.

Este repunte criminal aparenta ser un boicot a los planes de pacificación del próximo gobierno. Hacen parecer como ingobernable a esta ciudad fronteriza que ha sido considerada emblemática por el desborde criminal durante años, cuya cumbre alcanzó los 3 mil 200 homicidios en 2011, mientras que en 2007 eran apenas unos 150.

Según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, se cometieron ya más de 700 asesinatos dolosos en la primera mitad de este 2018.

Chihuahua fue el primer estado donde se ensayó militarizar a las instituciones policiales y de justicia.

Esto fue a mediados de los años 90, cuando incluso la delegación de la Procuraduría General de la República recayó en un mando castrense. Agentes del ministerio público, comandantes, jefes de grupo e incluso agentes de policía eran de procedencia militar.

El intento duró pocos años. Pero cuando se decidió enviar a miles de soldados a encargarse de la seguridad pública en Juárez, las cifras de muertes violentas se elevaron de manera exponencial. De ser, decíamos, unas 150 en 2007, se convirtieron en 900 aproximadamente en 2008 (los soldados llegaron desde marzo de ese año), para llegar a mil 600 en el 2009, ascender a 2 mil 800 en el año siguiente, y llegar al récord terrible de 3 mil 200 en 2011.

Con la llegada del ejército, dijo entonces el activista Gustavo de la Rosa Hickerson, las policías quedaron sin razón de ser, sin trabajar, sin vehículos, sin armas, sin vales de gasolina, y entonces se dedicaron a lo que saben hacer: extorsionar, secuestrar, cobrar piso.