Violencia que paraliza

 

Hay una violencia atroz que sobrepasa, en el México de hoy y en el actual gobierno, cualquier receta para remediarla


Hay una violencia atroz que sobrepasa, en el México de hoy y en el actual gobierno, cualquier receta para remediarla. Acabamos de cruzar el mes que más vidas cobró en los últimos 20 años. En cuatro meses y medio que restan para el relevo en el poder, no va a ceder como por arte de magia la inseguridad. Por lo tanto, es irremediable que la nueva administración recibirá ese fardo indeseable.

Frente a la crispación social, quienes estarán a cargo de la política a partir de diciembre, ahora difunden diagnósticos tremendos y emiten declaraciones tremendistas.

El empresario Alfonso Romo, futuro jefe de la Oficina de la Presidencia, afirmó sin citar fuentes de sus estimaciones, que entre 30 y 40 por ciento de la república está ahora paralizada por la violencia, lo que le da sentido de urgencia a la seguridad.

“Este tema de la inseguridad se tiene que ir combatiendo porque si no, no hay crecimiento. Y voy a poner un ejemplo muy sencillo: nosotros calculamos que hay una importante parte del territorio nacional, 30 o 40 por ciento, que está paralizado. Veracruz paralizado; Tamaulipas paralizado; Michoacán paralizado; Guerrero paralizado. Y no le quiero seguir para no asustarlos”.

Colocó un umbral hipotético: 20 por ciento de remediar esta situación ayudaría a equilibrar el crecimiento “entre los diferentes Méxicos”. Esgrimió razones para el optimismo, para crecer a un ritmo “como nunca se ha tenido”, cuando se reunió en privado con empresarios de la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo (Concanaco-Servytur).

Entiendo que el futuro gobierno quiera “serenar” al país y sobre todo al capital y al empresariado y que ponga muy alta la vara de los problemas y las posibles soluciones para que después no haya un reclamo si las cosas no salen como planean Andrés Manuel López Obrador y su equipo.

Hay frases que suenan a propaganda pura, como dichas todavía en campaña a oídos ávidos de que se materialice la esperanza. Por eso escuchamos a un futuro secretario de turismo hablar de que ya no habrá, como hasta ahora, “convivencia de paraísos turísticos con infiernos de marginación”. Y, por tanto, hay que dotar a los habitantes de plazas con vocación turística de obras de infraestructura, educación con universidades, salud a través de hospitales y otros beneficios.

El presunto futuro secretario de Seguridad Pública Federal, Alfonso Durazo, entró de lleno a la competencia mediática asegurando que no hay crimen organizado que no opere de la mano de la protección policial o de algún alto funcionario. Reconocimiento de la vigencia de la narcopolítica, pues, la delincuencia organizada y politizada. Para Durazo, urge combatir la corrupción para cortar el círculo vicioso de impunidad y violencia.

La ley de amnistía, ya fuera de las polémicas de campaña, pasará por el Congreso. No será una decisión unilateral del Ejecutivo. No se trata de negociar con los cárteles ni sentarse a dialogar con los capos de la criminalidad organizada, con ningún delincuente de alto nivel.

¿Será? Consulta a la sociedad, elaboración del proyecto de amnistía con expertos nacionales e internacionales. El mejor de los mundos posibles en la teoría. La práctica es otra cosa. Por ejemplo: no se puede regresar al Ejército y a la Marina a los cuarteles en los próximos tres o cuatro años, porque hay que formar, ahora sí, a policías confiables. El peor reto al que se enfrentará el próximo gobierno. Precisamente por la corrupción.