Vivir en el aire

 

Ahora lo que más construye y destruye es la capacidad de gritar en redes sociales


¿ Estamos preparados para esta nueva era?

Porque desde que nacemos nos inyectan con la leche materna el valor de la libertad y la noción de que el éxito de nuestra vida radica en poder avanzar sin permitir que compren o secuestren nuestra libertad.

Repasando los episodios de la historia de mi generación, puedo recordar que fuimos educados en la cultura del tiempo. Y es que, el tiempo importaba mucho, para todo se necesitaba tiempo.

Ahora el mundo es distinto y está en manos de los millennials o en manos de un “joven” estadounidense de 70 años que no respeta a nada ni a nadie, y que subido en el pájaro azul del Twitter como si fuera uno de los dragones del “Juego de Tronos” va quemando uno tras otro a todas las instituciones que se cruzan en el camino.

Y entre otras cosas, lo que se le ha olvidado a una gran parte del mundo es que con esa lengua de fuego, la misma que lo llevó a la victoria electoral que pronto lo convertirá en el 45 presidente de los Estados Unidos de América, ha quemado a la mayor parte de los medios de comunicación del planeta.

En este momento los millennials y nosotros los que pertenecemos a las viejas generaciones, ya somos nuestra propia figura de autoridad, puesto que no hay poder alguno ni por arriba, ni por abajo, ni a un lado que nos pueda someter. Es más, resulta muy difícil explicar por qué razón el mundo no ha estallado.

Los medios de comunicación como éste que usted está viendo en su pantalla o tiene entre sus manos, ya somos parte del pasado. Ahora el poder le pertenece al pueblo y el primero que logró gritar más fuerte y descubrir que el pájaro del Twitter puede convertirse en un dragón, es el que al final del día ya ganó.

Pero más allá de eso hay otra consideración relevante que es, si todo ha desaparecido, si todo ya es un convencionalismo basado en que nadie quiere abrir la puerta para saber –como pasa en la obra de Orwell, 1984– si conduce directamente a la libertad, ¿cómo podremos vivir en un mundo en el que los límites o los códigos sociopolíticos han caído, donde los valores se reducen a declaraciones xenófobas, misóginas y racistas?

¿Cómo podremos vivir en una realidad en la que los medios de comunicación tradicionales hemos perdido tanta importancia?

¿Dónde estamos? ¿A dónde iremos? ¿Cómo podremos vivir en el vacío?

Porque al final del día ya no hay televisoras, ni periódicos contra los que se tenga que arremeter, ya que ahora lo que más construye y destruye es la capacidad de gritar en redes sociales y seguir al más loco, al que precisamente descubrió que la era en la que vivíamos ya estaba superada.