Los pretextos de Mancera

 

Miguel Ángel Mancera no pude seguir engañando a la gente


Miguel Ángel Mancera es un tipo que le cae bien a la gente.

Es de sangre ligera, como dirían nuestros abuelos, pero en algunas ocasiones comete errores que el vulgo considera “barrabasadas” por el contexto en que lo hace. Alguna vez anunció con bombo y platillo que después de arduas investigaciones la procuraduría capitalina había logrado desarticular una banda de tratantes de personas en la calle de Toltecas, en la zona de La Merced de la Ciudad de México.

Lo que nunca dijo, porque no lo sabía, es que en las calles de Toltecas y Aztecas el ejercicio de la prostitución lleva más de ochenta años, y que ha formado parte de una zona de tolerancia para tranquilizar las ansias sexuales de quienes tradicionalmente se dedican a la carga y descarga de productos consumibles que se expenden entre la zona de La Merced y Tepito. De no existir esa permisibilidad lo previsible sería el incremento de estos delitos.

No sé si la ligereza sea parte de la personalidad del señor Mancera, pero de acuerdo con el reporte presentado por el Observatorio Nacional Ciudadano se revela que en el primer cuatrimestre de este año la Ciudad de México ocupa el segundo lugar en robo a transeúnte, el tercero en robo a negocio, y el cuarto en robo con violencia a nivel nacional. Lo preocupante es que el homicidio culposo mostró una tendencia al alza de 75 por ciento.

El porcentaje de este incremento en Milpa Alta fue de 100 por ciento; en Cuauhtémoc llegó a 73 por ciento; en Cuajimalpa se incrementó 120 por ciento; en Benito Juárez, 151 por ciento, y en Miguel Hidalgo, 37 por ciento. Claro está que esta serie de mediciones no fue del agrado de Miguel Ángel Mancera, conspicuo aspirante presidencial, porque derrumba parte del mito “de que aquí no pasa nada”.

Y desde luego que buscó una forma de encubrir su incompetencia señalando que eso se debe a la laxitud del nuevo sistema de justicia penal, que es hipergarantista, y que además pone a la víctima en la disyuntiva de volver a enfrentarse al presunto delincuente para que pueda quedar en la cárcel. Como siempre el señor Mancera encuentra pretextos para deslindarse de su responsabilidad cuando de responder a los habitantes de la Ciudad de México se trata.

No es la primera vez que “esconde el bulto”, ya se le hizo costumbre porque no tiene explicaciones lógicas ante la ineficiencia e ineficacia de muchos de sus colaboradores. Miguel Ángel Mancera no pude seguir engañando a la gente, y mucho menos comprando productos a precio alzado para reunir fondos para su pretendida campaña presidencial. El último contrato de alarmas vecinales a precio alzado le dejó una utilidad de 800 millones de pesos. Al tiempo.