¿Y qué es el derecho a la verdad?

 

Poco se habla del derecho a la verdad, que con doliente frecuencia las autoridades le escamotean a víctimas de los delitos más graves en México


Poco se habla del derecho a la verdad, que con doliente frecuencia las autoridades le escamotean a víctimas de los delitos más graves en México. Sólo se puede cumplir con ese deber del Estado hacia las víctimas mediante un trabajo “riguroso, exigente, documentado y disciplinado”, recordó este fin de semana la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH).

Mientras los familiares de más de 32 mil personas que han sido denunciadas como desaparecidas en este país en los últimos años no sepan del paradero de esa bárbara cifra de mexicanos arrebatados de su propia existencia, el Estado está en calidad de “deudor” del derecho a la verdad hacia los buscadores, no de cadáveres, sino de seres con vida mientras no se pruebe lo contrario.

Otras fuentes hablan ya de 35 mil desaparecidos mexicanos. Esta distinción es necesaria, porque no se incluye en la contabilidad de la CNDH a los migrantes que son víctimas de ese mismo delito de lesa humanidad (no menos de 80 mil en lo que va del siglo), pero que, dada la cifra negra de no denuncia, podría multiplicarse por dos o más veces.

Es una verdadera tragedia humana, que todos los días cobra nuevos afectados. En Jalisco, ahora mismo, hay movilizaciones masivas para exigir la aparición con vida de tres jóvenes estudiantes de cine de la Universidad de Medios Audiovisuales, ligada al galardonado director Guillermo del Toro, quienes sin un motivo aparente fueron llevados de las cercanías de Tonalá por un comando de hombres armados –de esos que pululan impunemente, sin ser molestados por autoridad alguna, por los caminos de la república.

Javier Salomón Aceves Gastélum, Daniel Díaz y Marco Ávalos, estudiantes originarios de Mexicali, Baja California; de Tepic, Nayarit, y de Los Cabos, Baja California Sur, se dirigían a cumplir un trabajo de campo y, por mala suerte, sufrieron la descompostura de uno de los dos autos en que se trasladaban junto con otros compañeros y amigos. La aparición del comando armado fue intempestiva. Un grupo de entre ocho y nueve individuos simplemente amagó a todos y se llevó a tres.

Este fin de semana se conmemoró el Día Internacional del Derecho a la Verdad en Relación con Violaciones Graves de los Derechos Humanos y de la Dignidad de las Víctimas. Por eso la CNDH emitió un comunicado en el que recuerda:

“Además de los daños físicos y/o sicológicos sufridos por la violación a sus derechos humanos, muchas personas enfrentan revictimización institucional al acudir ante la autoridad ministerial para denunciar los hechos, al ser sometidos a interrogatorios y recibir trato insensible, además de que la investigación del delito no se realiza con diligencia, inmediatez y de manera exhaustiva, lo que provoca incertidumbre e impunidad.

“La sociedad aspira a conocer las causas que estuvieron detrás de crímenes aberrantes, ejecuciones arbitrarias, desapariciones forzadas, secuestro de menores de edad, tortura, entre muchos más. Es necesario promover la memoria de las víctimas de violaciones graves a los derechos humanos y exigir el derecho a la verdad y la justicia”, concluye la CNDH.

Los pendientes de la justicia se acumulan día a día, como se amontonan hasta 15 cadáveres en la caja de una camioneta en Aquila, Michoacán, en una acción que pronto las autoridades atribuyen a pleitos entre criminales. En Gutiérrez Zamora, Veracruz, liquidan al periodista Leobardo Vázquez Atzin y el gobierno se apresura a decir que era taquero y no reportero.