Yo, ya no soy de Morena…

FOTO: GUSTAVO BECERRA /CUARTOSCURO.COM 

A menos de 42 días de asumir la presidencia de la República, el 1 de diciembre, Andrés Manuel López Obrador, ha vivido y sentido las reacciones de mucha gente que no está dispuesta perdonar a quienes le desaparecieron o asesinaron a algún familiar. “Ni perdón ni olvido”, no fueron más que frases, sino actitudes con […]


A menos de 42 días de asumir la presidencia de la República, el 1 de diciembre, Andrés Manuel López Obrador, ha vivido y sentido las reacciones de mucha gente que no está dispuesta perdonar a quienes le desaparecieron o asesinaron a algún familiar.

“Ni perdón ni olvido”, no fueron más que frases, sino actitudes con las que AMLO quiso emprender para alcanzar la tan deseada, pero lejana, paz ante la inseguridad que siembran y abonan, el narcotráfico, el crimen organizado y la delincuencia organizada.

Las tres maneras de identificar esos azotes a México, son los que siembran, cosechan, acondicionan y venden marihuana, amapola y anfetaminas, en tanto que el crimen organizado, cobra derecho de piso, rentas, secuestra, asalta y mata por igual a sus víctimas y la delincuencia organizada que es la que roba el bolso a mujeres caminando por alguna calle, o dentro de su automóvil. Esta última es también la que sin alcanzar estructura o recursos, forma bandas de narcomenudistas ya sea desde el municipios de Tláhuac, Cuauhtémoc, Gustavo A. Madero, Venustiano Carranza y Coyoacán, apoderándose de espacios que ya se habían atribuido otros. Llámese Unión de Tepito, Anti Unión de Tepito, los viagra y otros.

Sin embargo, en el afán e incluso promesa de no solo crear la secretaría de Seguridad Federal, hoy es comisión, AMLO ha venido trabajando en lo que llama: “perdón
sin olvido”. Es decir, lograr que aquellos cuyas familias hayan sido mutiladas al perder a alguno de sus miembros, sea el esposo, hermano, hermana, esposa, tíos, primos y así todos los grados de integración de una familia, ya sea porque fueron secuestrados por comandos armados u obligados a ingresar a algún cártel, o bien se sumaron voluntariamente. En el caso de las mujeres jóvenes o maduras que desaparecieron, o incluyo cuyos cuerpos fueron enterrados en fosas clandestinas, lo cierto es que quienes aún viven, no permiten que nadie les indique como procesar su pérdida y mucho menor perdonar a quien haya sido el o los responsables de esas heridas que no cierran.

Las cosas en este sentido van tan mal, que las consultas de pacificación y seguridad, pusieron al presidente electo en una fuerte rechifla y reclamo de una multitud que se niega a perdonar. A miles que lo único que quieren es encontrar a su ser querido y justicia con todo el peso de la ley contra quien resulte responsable.

Ahí en esos momento hace sólo algunos días, se suspendieron las consultas de la pacificación y el “perdón sin olvido”, de cinco focos rojos de la inseguridad, Tamaulipas, Guerrero, Michoacán, Guanajuato y Morelos, en donde se vive en un clima de inseguridad y extrema violencia. Tan sólo en Guanajuato, se han llegado a registrar 25 asesinatos en sólo 24 horas.

Pues ahí ante los inconformes no dispuestos a perdonar, López Obrador se mostró como nadie lo esperaba. Firme, determinante y diciendo con toda la voz, “no me importa, no me importa. Yo siempre digo lo que siento. Quiero mucho a Morena. Pero yo ya no soy de Morena, ahora soy el representante de todos los mexicanos”. Con ello dio a entender que los reclamos de los morenistas que votaron por él, en busca de justicia no cambiarán los objetivos de pacificación con “perdón sin olvido”. Sin embargo, el suspender las consultas también la educativa, debido a la batalla campal entre los de la coordinadora de Guerrero y el Sindicato de Maestros en el Centro de Convenciones, a donde estaban cerca de cinco mil maestros, da la idea que la realidad es que esos foros, se reanudarán incluso después del día de la toma de la Presidencia de la República, el 1 de diciembre próximo.

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