Los haitianos que prefieren quedarse en México

 

Entrevistas desde Tijuana


AUTOR DEL TEXTO ORIGINAL EN REPORTE INDIGO: J. JESÚS LEMUS

No solo para los mexicanos se ha endurecido la frontera norte. Tijuana es un gran “tapón” humano en donde se encuentran varados miles de migrantes, americanos y transcontinentales. Pero por alguna razón son los migrantes haitianos quienes más se hacen notar en las calles. Ante el rechazo norteamericano, han decidido mexicanizarse.

Han dejado de lado el sueño americano y ahora se abrazan al sueño mexicano. Es la oportunidad que se les abre en la vida, dice con un español muy mocho Ángel, un haitiano que lleva cinco meses en trayecto y ya lo han rechazado en su intento de solicitar la visa norteamericana.

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Ahora vive en el albergue del Padre Chava, y espera incorporarse a la vida cotidiana en esta parte de México, que -dice- lo ha recibido con los brazos abiertos.

El Padre Felipe de Jesus Fernández, encargado del desayunador salesiano del Padre Chava, calcula que a la fecha en Tijuana cerca de 2 mil haitianos se han podido incorporar a la vida productiva, tratando de forjarse un nuevo futuro en México.

De acuerdo a organizaciones como Border Angels, coordinada en Baja California por Hugo Isaac Castro Vásquez, se estima que los haitianos conforman el mayor grupo de población migrante actualmente en Tijuana. Se calcula una población de entre 7 mil y 10 mil personas.

De ellas por lo menos el 10 por ciento ha comenzado a incluirse en la población económicamente activa.

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Con riesgo de explotación

La mayoría de los migrantes haitianos cuenta con permiso temporal de estadía legal, que van de tres a seis meses, con posibilidad de renovarse hasta buscar la ciudadanía mexicana; los que han decidido comenzar a trabajar lo están haciendo en el comercio informal y en la industria maquiladora.

No se gana mucho, explica Hebert, un haitiano que lleva en Tijuana más de dos meses y que ya fue rechazado para ingresar a Estados Unidos.

Pero -asegura- es lo suficiente para vivir dignamente y comenzar a tratar de hacer una nueva vida. Él tiene entre sus planes casarse con una mexicana y formar una vida aquí, pues -asegura- las mexicanas son las mujeres más hermosas que ha visto en su vida.

Lo preocupante de la nueva situación que se presenta en esta parte de la frontera entre México y Estados Unidos, -dice el padre Felipe de Jesús Fernández- es que el Gobierno mexicano no cuenta con políticas públicas para atender este fenómeno.

Uno de los problemas que se vislumbran, de acuerdo al sacerdote, es la explotación laboral; muchos de los haitianos que se han incorporado a las plantas maquiladoras de la zona ganan menos del 70 por ciento en relación a los salarios establecidos para los mexicanos.

Por eso, la mayoría se ha incorporado al comercio informal, donde no hay horarios ni patrones que los exploten. Venden camarones secos, dulces y algunas variedades de frutas.

Un día de trabajo -dice Ángel- le deja una utilidad entre los 120 y 200 pesos, suficiente para pagar el alquiler de la casa, su comida y ahorrar algunos pesos para montar un restaurante.

Watson tiene 24 años. Es electricista y hasta hace unos días soñaba con llegar a Estados Unidos. El viaje le ha costado mucho. Ha gastado más de 6 mil dólares, cruzó por 12 países, vivió un secuestro, dos asaltos e infinidad de extorsiones de la policía de Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá.

De una cosa está seguro: ya no quiere regresar a Haití. Allá –dice- ni siquiera se puede soñar con las oportunidades que se pueden tener en México.

Nueva meta

Con el sueño americano cada vez más complicado, algunos migrantes se abrazan al sueño mexicano:

>> 7,000 haitianos o hasta 10 mil, hay en Tijuana, calcula la organización Border Angels

>> 2,000 haitianos trabajan ya en esa frontera, estima el Padre Felipe de Jesús Fernández

>> 120-200 pesos gana al día Ángel, haitiano, vendiendo mercancías en la vía pública

>> -70 por ciento ganan los haitianos en maquiladoras de la zona, comparado con los mexicanos

>> 18 albergues atienden las necesidades de los migrantes en Tijuana

>> 1,000 migrantes alimenta al día el albergue del Padre Chava

>> 30 Centavos estiman que aporta el Gobierno por cada peso invertido por los albergues

Baja el flujo migrante

Desde que el presidente Donald Trump anunció el endurecimiento de medidas migratorias, en Tijuana se observa una disminución del flujo de centroamericanos, caribeños y transcontinentales. Los 18 albergues que atienden las necesidades de los migrantes reportan una baja en la demanda de servicios.

“Ya no están llegando (migrantes) como hace dos meses”, explica el padre Felipe de Jesús Fernandez. Ellos mismos han corrido la voz de la negativa de permisos de ingreso hacia Estados Unidos, y eso ha ayudado para aminorar lo que estaba a punto de convertirse en crisis humanitaria.

“Ahora damos comida para más de mil personas, pero hace dos meses era para más de 5 mil migrantes; allí es donde notamos que está disminuyendo el flujo”.

Pero al padre Fernández le preocupa la cantidad de migrantes que deambulan por las calles de Tijuana, en donde el gobierno, en los tres órdenes de mando, poco ha hecho para atenderlos en sus necesidades humanitarias.

Estima que de cada peso que se utiliza para atender a ese sector, el gobierno solo aporta 30 centavos.

Urge a que la autoridad federal ponga mayor atención en los migrantes que ya están radicando en el país, los que son -dijo- gente de trabajo, sin adicciones y con ganas de salir adelante, y no solo para beneficiarlos a ellos, sino también a México, que se verá enriquecido con nuevos talentos y capacidades.

 

NFA