Cómo es ir a un rave

 

Ir de un festival a otro, se convierte en una forma de vida que no deja de sumar adeptos en todo México


POR GAMALIEL REYES / DISONANTES.MX

Ir de un festival a otro, se convierte en una forma de vida que no deja de sumar adeptos en todo México. Moverse de ciudad en ciudad, con el principal objetivo de escuchar a tus artistas favoritos y conocer los proyectos que llaman tu atención pero aún no forman parte de tu acervo personal es un viaje, metafórico y literal. Sobre todo cuando hablamos de un rave al aire libre.

No es exclusivo de estos eventos de música electrónica; en México ya se tiene el antecedente de un festival de rock and roll que congregó grandes concentraciones de viajeros melómanos, que hicieron de todo para llegar hasta un punto en medio del bosque, degustar de un banquete musical que se prolongaría más de una noche, pese a lo impredecible de la naturaleza: lluvia, viento, frío, hambre y sed. ¿Tus abuelos te han contado de Avándaro?

En los tiempos modernos, la cantidad de festivales de música alternativa también va en aumento; grupos de empresarios dedicados a la organización de eventos masivos, los han descentralizado y llevado hasta ciudades de provincia como Monterrey, Guadalajara, Querétaro y recientemente Guanajuato, donde han aparecido pequeñas pero prometedoras propuestas que buscan atraer la mirada de ‘festivalero’ de otros estados.

Pero si eres de los que gustan de la radical experiencia audiovisual que va implícita y simultáneamente explícita en el propio significado de ‘rave’, en su versión menos romántica (Radical Audio Visual Experience, por sus siglas en inglés), puedes contar la historia desde otra óptica. Una que tiene que ver con la fusión de la psicodelia que hace viajar a la mente, así como la aventura de llegar hasta el punto donde la música, el baile y  el afecto por el prójimo (con sus lamentables excepciones), generan un mismo entorno.

Por su naturaleza ‘underground’, viajar a un rave, con todo y que vivas muy cerca de la locación, es una aventura que implica buscar letreros hechos con cartulina y plumones indelebles, cuya permanencia también está sujeta al humor de la madre naturaleza que sopla y moja, pedir aventón a los amigos o en la carretera, tomar un tour que viajará de orilla a orilla del país, por el puro gusto de escuchar un buen puño live acts o la destreza de un dj set preparado especialmente para el evento.

En un bosque, en una playa, en el desierto o en la serranía, asistir a este tipo de eventos consiste en una forma de vida que incluye la experimentación de la psicodelia auditiva y sensorial que la ha convertido en blanco de la satanización de la cultura dominante, que aún no acepta la posibilidad de sumergirse más allá de lo que la realidad inmediata nos ofrece a los humanos. Por eso, los más pequeños de ellos son realizados sin permisos oficiales, más que el del propio entorno que albergará música y gente, tal como lo hacían los organizadores de esta expresión contracultural en la isla de Goa, India.

Con suerte, el padre de alguno de nosotros tuvo la oportunidad de asistir a una de las versiones noventeras de los raves, que han permitido a gente de todo tipo, conocer lugares como el Ajusco, La Marquesa, Tres Marías, Huasca de Ocampo, las Cuevas de la Amistad, Teotihuacán, por hablar de lugares cercanos a la capital del país. Pero también lo han hecho en espacios como el de Tala, Lago de Chapala y el Bosque de la Primavera en Guadalajara o La Sierra de Santa Rosa en Guanajuato o los frondosos bosques michoacanos o las playas de la Riviera Nayarita o los rincones más exóticos del Caribe. En un rave el viaje es metáfora y experiencia literal que traslada cuerpos y mentes que comparten un modo de vida que mueve a masas.

 

*Gamaliel Reyes forma parte del colectivo Disonantes.mx, personalidades discrepantes e inconformes unidas por el gusto a la buena música. En 2015 crearon un website con el propósito de dar a conocer sucesos musicales en la región Bajío, pero sobre todo para documentar y describir cambios silenciosos que forman y deforman la escena musical.