Beakman, el científico más divertido del mundo

 

Se presentó en Talent Land, en Jalisco


POR: MONSERRAT MÉNDEZ

Hay cuatro hombres en el escenario, mueven y colocan cosas sobre una mesa: pelucas, una pelota, una computadora… Un quinto sujeto con una gorra gris, Paul Zaloom sube y verifica que todo esté bien y acomodado. Abajo, miles de cuerpos conversan, chiflan, ríen, suspiran por ver a Beakman y no al hombre de la gorra gris.

Beakman es como un choque entre Bill Murrray y el peinado de Robert Smith portando una bata verde chillante y un gran talento para hacer shows.

Paul Zaloom, sin embargo es un completo desconocido, puede salir al escenario sin que alguien grite, si alguien dice Paul Zaloom no les suena, pero si Paul Zallom grita Beakman, si cualquiera grita Beakman, los miles de cuerpos entre adultos, jóvenes y niños que estamos en el escenario de Talent Land gritamos como si fuese nuestra estrella de cine, cantante, artista o escritor favorito.


Antes de este fervor Beakman nos contó a medios que pasaron 20 años para que se su equipo de producción y él se dieran cuenta de lo famoso que era su show en Latinoamérica, incluido México donde fue más popular que en Estados Unidos.

Recuerda que cuando vino a la Universidad Nacional Autónoma de México, le dijeron que hacía un show para 500 personas, luego 800, luego para miles.

Aún no logra entender qué pasó, por qué era tan popular en nuestro país, pero tiene una teoría: la conexión emocional con los niños, su equipo de grabación tenía dos cámaras, y Beakman siempre miraba a la cámara mientras salía a cuadro y explicaba algún experimento o cuando finalizaba. Badabim, Badabam, Badabum.

El programa inició tras una columna en un diario, donde los niños enviaban sus preguntas y les respondían, el ingrediente secreto fue el humor y la producción.

En Estados Unidos, el 55 por ciento de sus televidentes eran adultos que veían el programa con sus hijos “porque si era un programa de ciencia para niños, creían, ellos entenderían”, incluso, detalla, Steven Spielberg admitió que El Show de Beakman era su programa para niños favorito.

Ahora, comentó, la televisión cambió mucho con la entrada de Internet, por lo que hacer un programa como el suyo sería muy caro. Si bien lamenta que no se invierta en programas como el suyo, admite que aún hay personas por el mundo que trabajan en este tipo de aspectos.

Su plan para el futuro es hacer un programa por YouTube de marionetas, sus favoritas, sobre un viaje a Marte, donde el personaje principal va recolectando objetos.

De vuelta al escenario, su tradicional modo de autojuzgarse y una dosis de crítica contra el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, con su cara en el trasero de unas piernas que se contoneaban de un lado a otro, y con un dije de dinero y una cabeza de cerdo, fue el detonador de las principales carcajadas entre los adultos, pero también de jóvenes talento que estaban ahí concursando y dejaron sus proyectos para verlo, o niños que contemplaban a ese hombre de la bata verde y peinado bizarro.

Cuando llegó el momento de interactuar a través de sus experimentos, cientos de manos se alzaron, así como apabullante tanda de gritos Beakman los miraba asombrado y sólo decía “oh”, sin duda Beakman es una estrella que se hereda de generación en generación.

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FF