Las creencias prehispánicas sobre la muerte
La muerte es un símbolo emblemático en México por las diversas creencias que giran en torno a ella, como la vida más allá del mundo terrenal, lo que da base a las tradiciones por el Día de los Muertos.
Esta celebración es la mezcla entre creencias de los pueblos mesoamericanos y las europeas católicas que llegaron al continente a finales del siglo XV, por lo que ambas culturas aportaron elementos para dar origen a esta típica festividad.
Ofrendas
En la era prehispánica era común la práctica de conservar los cráneos como trofeos y mostrarlos durante los rituales que simbolizaban la muerte y el renacimiento.
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Además, los pueblos prehispánicos rendían tributo a sus difuntos con altares llenos de artículos personales, piedras preciosas, instrumentos musicales, esculturas, braseros, incensarios, urnas y demás objetos, que actualmente son referente de las ofrendas.
Los lugares de la muerte
El movimiento espacio-temporal del sol, a la vez que estructura cardinalmente el mundo, define asimismo los cuatro lugares donde van a morar los difuntos: Mictlan o “lugar de los muertos” donde impera Mictlantecuhtli, “el señor de la muerte”, Tlalocan “lugar del Tlaloc”, Tonatiuh ichan “la casa del sol” morada de Huitzilopochtli, y Cincalco “la casa del maíz”, regido por Huemac, de acuerdo con el estudio de Día de muertos en el mundo náhuatl prehispánico.
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El Mictlan
Uno de los misterios de las culturas prehispánicas es el Mictlan, la tierra donde se inhuman los cadáveres o las cenizas de los cuerpos incinerados, y de donde brota la vegetación y el alimento que nutre a los hombres.
La fertilidad de la tierra suscitó la idea de tierra-madre, vientre fecundo en el que se regeneraba el ser y a donde regresaba, después de un efímero andar existencial.
Entrar al Mictlán no era fácil, se trataba de la muerte por causa natural y se debían recorrer durante cuatro años caminos tortuosos y llenos de peligro.
Para lograrlo, contaban con la ayuda de sus fieles xoloitzcuintles y sus seres queridos, pues una vez al año podían detenerse en sus antiguas casas para recobrar ánimo y fuerza. Durante el descanso, sus seres queridos preparaban los platillos y brebajes que gustaban en vida.
México es un país rico en cultura y tradiciones sobre la concepción de la vida y la muerte, como una dicotomía inseparable.
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GG
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