Lanzan versión trilingüe del Popol Vuh

 

Fue presentada la nueva edición del Popol Vuh en su versión trilingüe: español, inglés y otomí


Antes de que la tierra existiera, todo era silencio y oscuridad, sólo estaban el cielo y el mar en calma hasta que los progenitores Tepeu y Gucumatz crearon los árboles, los animales y al hombre; así se concibió el mundo según el Popol Vuh, el libro sagrado de los mayas.

Como parte de las actividades que comprenden la edición 36 de la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil (FILIJ), que se realiza en el Parque Bicentenario, fue presentada la nueva edición del Popol Vuh en su versión trilingüe: español, inglés y otomí.

Bernardo Govea, encargado de la adaptación del texto, detalló que tomó como base la edición del Fondo de Cultura Económica, por lo que la adaptación consistió en tomar la historia que ha llegado de la tradición oral, aquella que los frailes comenzaron a comunicar por escrito en castellano.

“Tomé como base la versión y, enfocándome en los aspectos de poética, quité repeticiones y me basé más en un lenguaje poético de la creación del mundo que fuera más ameno, quiero decir no menos complejo, eso es distinto”, aseveró Govea.

El entrevistado abundó que el trabajo consistió más en la parte del génesis, momento en que se explica cómo fue la creación del mundo, una de las cuatro partes del texto en mención.

El Popol Vuh, que significa Libro del Consejo o Libro de la Comunidad, alude a la cosmovisión y espiritualidad de los mayas que habitaron el sur de México.

Aun cuando desde 1972 el Popol Vuh ostenta el título de Libro Nacional de Guatemala, hasta agosto de 2011 fue declarado como Patrimonio Cultural Intangible de la Nación.

Aunque su origen es un enigma, según los historiadores, la primera versión del texto, elaborada en lengua quiché o k’iche’ por indígenas cristianizados, permaneció oculta hasta 1701, cuando el sacerdote español Francisco Ximénez hizo una transcripción al castellano.

El Popol Vuh también cuenta las aventuras de los dioses gemelos Hunahpú e Ixbalanqué, quienes vencieron en un juego de pelota a los señores de Xibalbá y por eso fueron convertidos en el Sol y la Luna.