El debate entre Chomsky, Molina y Graue sobre el muro

 

El padre de la lingüística moderna habló sobre la práctica del “todo para nosotros y nada para nadie más”


De Muro a Muro “los acosos a la civilización”, el coloquio internacional que tiene el objetivo de mostrar el impacto desigual del cambio climático entre ricos y pobres, de quienes toman las decisiones y quienes las acatan, escogió como sede a un país en el que casi la mitad de su población vive en pobreza y que, a la vez, ha tenido al hombre más rico del mundo.

Un muro de concreto, físico; y un muro de desigualdades, fue la principal idea del panel inaugural.

A este país de desigualdades llegó el padre de la lingüística moderna, Noam Chomsky, para recordar que como en Estados Unidos, también en México se revive la “máxima vil” de la que hablaba Adam Smith, hace cientos de años, al describir el pensamiento de “los amos de la humanidad”:

“La ganancia por el último fin de obtener más ganancias”, esa máxima vil que hacía posible la práctica del “todo para nosotros y nada para nadie más”.

México, asestó Chomsy, mantiene vigente esa máxima vil, que “anunció con orgullo recientemente, con el descubrimiento de mil millones de barriles en el Golfo, con lo que iban a atraer inversión que necesita México, que vinieran las compañías más importantes del mundo a explotar las reservas y obviamente enriquecerse y acercarnos un poco más al desastre”.

Antes del notable filósofo estadounidense, el rector de la UNAM, Enrique Graue, inauguró el coloquio con un discurso que se puso a tono con el tema de la desigualdad social en el país.

Un discurso que generó sorpresa entre los asistentes “por ser más enérgico que en otras ocasiones”, como se escuchó entre las butacas, y que se centró en el primer muro que enfrentan los mexicanos:

“Son (los muros) aquellos que no se ven a simple vista, pero son más lacerantes que cualquier barrera física que podamos imaginar y estos verdaderos muros están en la desigualdad social, esa es la verdadera barrera que no hemos podido derribar”, leyó ante destacados lingüistas, filósofos, científicos, ambientalistas, entre otros académicos de la máxima casa de estudios.

“Es un muro que nos divide como sociedad y amenazada a la civilización actual. Hay una brecha inmensa de soledad, desesperanza, miseria e inequidad”, culminó Graue Wiechers entre aplausos de expresiones atónitas.

Cinco invitados magistrales, notables politólogos, cosmólogos, meteorólogos, diplomáticos y químicos, algunos con la distinción de un Nobel, vistieron de realidades el escenario de la sala Nezahualcóyotl de la UNAM y que fueron resaltadas por las recurrentes ovaciones de los oyentes.

En el extremo derecho, Chomsky y Alicia Bárcena, la bióloga y secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) quien argumentó que el capitalismo en su forma actual no funciona.

“No tenemos miedo de irnos hacia un modelo con visión progresista y socialista, con un acceso universal a los bienes, la fundación de derechos, la igualdad (…) El multilateralismo tiene que funcionar. Cambiemos el mundo”, explicó con un tono cada vez más alto.

La noche de Trump

Al hablar de las muestras de que la máxima vil que describió Adam Smith sigue vigente, Noam Chomsky, también se refirió al autor del muro entre México y Estados Unidos, el presidente Donald Trump, “como estamos viendo en estos momentos, en la administración de Trump: estamos presenciando otro ejercicio de la máxima vil y podemos esperar esa misma tragedia para los comunes”.

Alicia Bárcena recordó que los grandes cambios geopolíticos es donde se tiene un panorama en el que China construye puentes y Estados Unidos construye muros, “eso no se hubiera imaginado hace cientos de años”.

Graue Wiechers aseguró que el muro de Trump es “demagógico, xenofóbico y racista a semejanza de su autor intelectual. Por supuesto, si ese muro llegara a existir nos ofende como nación pero no nos debe preocupar. Esas serán  bardas que pintaremos, evadiremos o las utilizaremos de diversas e insospechadas maneras, pero esas barreras finalmente desaparecerán”.

En el extremo izquierdo de la sala Nezahualcóyotl se ubicaron los científicos, quienes centraron el debate de la existencia de un cambio climático, con los argumentos que ofrecen las ciencias exactas.

Mario Molina, el Nobel mexicano de Química, ante la negativa de Trump sobre este fenómeno, expuso un argumento que más allá de parecer cómico, representó una explicación asertiva, casi de sentido común: El cambio climático existe y no es una conspiración de los chinos.

“Todos los premios nobel del mundo, todas las academias de ciencia, todos somos bastante idiotas, hay que ver quién realmente tiene claridad en estas cosas”, expresó con sarcasmo ante la idea del presidente estadounidense que calificó de irresponsable.

El coloquio que comenzó con las explicaciones técnicas del aumento de la temperatura del planeta, concluyó que todos los fenómenos naturales se han convertido en desastres por las actividades y acciones de la población mundial; por lo que el cambio vendrá con el entendimiento de la conducta humana y del origen de las desigualdades.

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