Los lugares de culto a los cuales se iba a bailar

 

Han desaparecido físicamente pero permanecen en el imaginario popular


Los templos dedicados a la música, al baile, esos que cada fin de semana guían a cientos de seguidores de las manos y bocas de músicos que con sus instrumentos realizan rituales que provocan en el espectador movimiento y alegría, fugaz, resisten y persisten en la Ciudad de México.

La historia tiene reservado un lugar para aquellos lugares que fueron, que ya no están físicamente, pero que perduran en la memoria de más de uno debido las experiencias que en ellos vivieron, dotándolos de una especie de culto popular, que no masivo, pero sí importante.

Quedan en la memoria de melómanos y aficionados al baile el mítico Salón México, por ejemplo, o la Última Carcajada de la Cumbancha, por mencionar algunos.

Los lugares que vieron nacer amores, pasiones, amistades, que noche a noche se derritieron en el sudor y las sonrisas de sus parroquianos hoy son bodegas, estacionamientos o simplemente obras negras cuya historia se niega a morir.

 

Mítico Salón México 

Foto: http://www.fernandoorgambides.com

Ubicado en la esquina de Pensador Mexicano y la calle 2 de Abril en la popular colonia Guerrero, el edificio, que tiene más de 100 años, albergó a toda una fauna citadina que noche a noche se daba cita para echar danzón.

Fue el lugar que sirvió como inspiración al director Emilio Fernández para realizar una de las cintas más representativas del siglo XX, con una impactante fotografía de Gabriel Figueroa que la llevó a ganar un premio en este ramo en Bélgica.

Espacio que dio su nombre al gran libro “En los tiempos del Salón México” de Carlos Peniche, en el cual escriben también Mónica Lavín, Armando Jiménez, Gerardo Estrada y Daniel García Blanco.

Fue inaugurado un 20 de abril de 1920, contando con tres salas de baile, y en los noventas se convirtió en La Nana, un lugar para la enseñanza de la danza y las artes circenses.

Es conocida por muchos la historia de sus pistas de baile, las cuales estaba divididas por categorías: de riguroso traje y corbata, medio informal y popular, a la cual todos querían entrar, incluidos los que habían pagado por estar en las otras dos salas.

Es celebre, también, un letrero en su interior que advertía: “no tirar colillas de cigarro en la pista para evitar que las damas se quemen los pies”.

Por el Salón México desfilaron orquestas de la talla de Acerina, Mariano Merceron y Carlos Campos.

La Última Carcajada de la Cumbancha o el LUCC 

La LUCC es mundialmente conocida gracias a un tema de Café Tacvba que lleva el mismo nombre del foro en el cual los “tacubos” se presentaron en diversas ocasiones.

Ubicado en la Calle Perpetua, en San José Insurgentes, la mítica sala de conciertos dejó de operar en 1992.

El abuelo del Foro Alicia vio desfilar en su escenario a grupos como Las Insólitas Imágenes de Aurora, que a la postre se convertirían en Caifanes, Negu Gorriak, Maldita Vecindad, Botellita de Jerez y Santa Sabina, entre algunos otros.

El legendario foro, que sirvió como casa de las más diversas actividades artísticas y que funcionó durante 15 años, se convirtió en un espacio necesario para los jóvenes que en los ochentas tenían nulos lugares de esparcimiento.

Entre sus anécdotas destaca la de la primera presentación en México de Jane’s Adiction que se realizó en el foro y al cual sólo entrabas si llevabas una especie de contraseña o invitación personal.

Se cuenta que el mismísimo Juan Gabriel acudió a una tocada en el lugar para escuchar en vivo el cover de su canción “Querida” de la Maldita Vecindad.

“Había mucha gente trajeada, era la comitiva de Juan Gabriel, lo recibimos, platicamos con él y se coló en un pequeño balcón, nervioso por cómo lo iban a recibir los chavos, tocamos Querida al principio pues pensamos que se iría pronto pero no, se quedó a toda la tocada”, contó Pato en una entrevista para Excélsior.

Rockotitlán

Decía la revista Proceso, allá por 2004, que ni el Tri ni Kenny y los Eléctricos lograron salvar el mítico foro que vivió su última tocada, en su sede de Villa Coapa, el 28 de marzo del mismo año.

La inigualable casa del rock en México abrió sus puertas en 1985 con un “tokín” en donde Botellita de Jerez fueron los padrinos del inmueble, que en ese entonces se encontraba en Insurgentes Sur, casi esquina con Eje 5 Sur.

En el lugar se forjaron grupos de la talla de Caifanes, Neón, La Maldita Vecindad, La Castañeda y Las Víctimas del Dr. Cerebro, por mencionar algunos.

‘Rocko’ nació en un lugar que un funcionario de la época de José López Portillo había incendiado pues le habían “inflado” la cuenta: el Casino Royal, en donde murieron 12 personas.

Tras levantarse de las cenizas, Rockotitlán empezó a construir su propia historia de la mano de Tony Méndez quien tenía como socios a los integrantes de La Botellita de Jerez.

El lugar tenía una regla clara: todos los grupos que se presentaran tenían que cantar en español, salvo Javier Bátiz a quien le daban chance de echarse una que otra rola en inglés.

Entre las historias que se desarrollaron en el lugar, se cuenta que Adrian Belew, de King Crimson acudía a ver a Santa Sabina y que Eric Burdon, de The Animals, se subió una noche a palomear con Piro de Ritmo Peligroso.

Se cuenta que inclusive el ex presidente Carlos Salinas de Gortari acudió una noche con todo y Estado Mayor Presidencial para conocer el lugar en el cual su hijo pasaba noches enteras.

Es celebre la historia de la tocada de Héroes del Silencio, que se canceló en una ocasión debido a que Bunbury agarró la fiesta y no pudo cantar en la fecha establecida posponiéndose para 15 días después, fecha en la que también casi se cancela pues su manager se los quería llevar a un talk show chileno.

Tras múltiples problemas financieros, los dueños del lugar, que ya se ubicaba en Villacoapa, intentaron salvar el negocio con la mencionada tocada de El Tri y Kenny, pero al lugar apenas se presentaron 400 personas y algunos invitados.

El Tutti Frutti

Flyer. Imagen tomada de Facebook Tutti Frutti: el documental. MEXICAN PUNK

“El lugar donde todo se valía” abrió sus puertas en un ya lejano 1985. Se encontraba ubicado al norte de la ciudad, en avenida Politécnico en la no tan popular colonia Lindavista.

Además de la música, que era tocada en vivo por grupos como Maldita Vecindad o Café Tacvba, contaba con uno de los primeros estudios de tatuaje en donde la tinta, que en ese entonces manejaba “El Piraña”, se vertía en corcholatas de botellas de cervezas.

El Tutti, que desgraciadamente tuvo una vida efímera de seis años, fue de los primeros en traer al país bandas extranjeras, como Ultra 5, de Nueva York, con los cuales llenaron el foro por cinco noches seguidas.

Al lugar sólo llegaban los conocedores pues siempre fue underground y en su entrada no había ningún anuncio, por lo que alguien tenía que informar a “la banda” en donde estaba el mítico lugar.

En su escenario se formaron algunas de las bandas más emblemáticas del punk mexicano como Atóxxxico, cuyo vocalista era el célebre activista universitario El Mosh, y Masacre.

El Dada X

La nostalgia siempre fue el predominante de este lugar en el que la música de los ochentas se hacía presente los fines de semana de la mano de los más variados DJs que también pinchaban música EBM, Industrial y Future Pop.

Ubicado por varios años en la calle de Bolívar esquina con 16 de septiembre, en pleno Centro Histórico, en una última planta de un edificio que servía como hotel y restaurante y cuyas espectaculares escaleras te distraían un poco de tu objetivo, fue la casa de darks, punks, electros y trasnochados que buscaban música, cerveza y baile.

Cuentan las historias, que han dotado de una especie de culto al Dada, que en el lugar se presentó el ícono del punk Illy Bleeding, miembro de Size, una memorable banda de post punk, antes de que muriera.

El lugar, que dio cabida a grupos de distintos géneros musicales, siempre alternativos, como new wave, surf, rockabilly, death rock, entre otros, se mudó a Avenida Cuauhtémoc en donde no se pudo mantener, cerrando recientemente.

Quedan en la memoria de muchos sus fiesta temáticas, sus tributos a bandas como The Cure, Depeche Mode o Apoptygma Berzerk, su cine club y sus exposiciones plásticas.

De esos lugares, que en verdad, se extrañan en la Ciudad de México.

¿Cuál nos faltó?

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