Facturas

 

Cerca de 75% de los ciudadanos mandaron al cuerno la elección de los constituyentes


Sin ninguna duda, el proceso comicial más fallido y desangelado del pasado 5 de junio fue el de la Ciudad de México.

Cerca de 75% de los ciudadanos mandaron al cuerno la elección de los constituyentes, tan cacareada por la autoridad local, quien calculó que ese evento marcaría su paso a la historia, y así fue, pero en sentido inverso a sus expectativas. No podía ser distinto, cohonestar el evento habría implicado hacerse eco de la campaña más estúpida y plagada de falsedades que se recuerde por estos lares.

Ofrecer una Constitución para “mejorar el medio ambiente”, “asegurar el suministro de agua”, y otras lindezas de ese tipo, era faltarse al respeto.

Si los partidos no nos lo tienen, no fueron lejos por la respuesta. Apoyar las caras de siempre, postuladas en aras de los intereses de las cúpulas, era vestirse de comparsas, de payasos decadentes, cuyos chistes dan grima en vez de risa. Fue una gran lección ciudadana, aunque ahora surjan las voces de siempre hablando de “apatía y desinterés de gente cuya prioridad es el futbol” (exactamente así lo escuché de un actor político). Nada de eso, el silencio también debe ser escuchado, a veces está lleno de sinfonías.

Al enorme abstencionismo, que yo creo consciente, debe agregarse un 8% de anulación del voto. Una amiga funcionaria de casilla me comentó varias de las frases escritas en las boletas. Van del sarcasmo a la denuncia. Lástima que nadie las conozca aparte de los miembros de la mesa, serían un catálogo de advertencias muy digno de tomarse en cuenta. La autoridad de la ciudad debe estar atenta.

El hartazgo la alcanza con largueza. Muchos no creemos en ella. Su gran proyecto se ha caído estrepitosamente. Las urnas le cobraron viejos agravios.

Quedan varias facturas.

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