Juana Inés de la Cruz murió a los 43 años de edad, víctima de la peste

 

De acuerdo con la mayoría de los filólogos, Sor Juana abogó por la igualdad de los sexos y por el derecho de la mujer a adquirir conocimientos.


Juana Inés de Asbaje y Ramírez de Santillana, o mejor conocida como Sor Juana Inés de la Cruz (San Miguel Nepantla, Nueva España, 12 de noviembre de 1648-México, Nueva España, 17 de abril de 1695) fue una religiosa jerónima y escritora novohispana, exponente del Siglo de Oro de la literatura en español.

Considerada por muchos como la décima musa, cultivó la lírica, el auto sacramental y el teatro, así como la prosa. Con muy temprana edad aprendió a leer y a escribir. Perteneció a la corte de Antonio de Toledo y Salazar, marqués de Mancera y 25.º virrey novohispano. En 1669, por anhelo de conocimiento, ingresó a la vida monástica. Sus más importantes mecenas fueron los virreyes De Mancera, el arzobispo virrey Payo Enríquez de Rivera y los marqueses de la Laguna de Camero Viejo, virreyes también de la Nueva España, quienes publicaron los dos primeros tomos de sus obras en la España peninsular. Gracias a Juan Ignacio María de Castorena Ursúa y Goyeneche, obispo de Yucatán, se conoce la obra que sor Juana tenía inédita cuando fue condenada a destruir sus escritos. Él la publicó en España. Sor Juana murió a causa de tifoidea el 17 de abril de 1695 en el Convento de San Jerónimo.

Sor Juana Inés de la Cruz ocupó, junto con Juan Ruiz de Alarcón y Carlos de Sigüenza y Góngora, un destacado lugar en la literatura novohispana.​ En el campo de la lírica, su trabajo se adscribe a los lineamientos del barroco español en su etapa tardía. La producción lírica de Sor Juana, que supone la mitad de su obra, es un crisol donde convergen la cultura de una Nueva España en apogeo, el culteranismo de Góngora y la obra conceptista de Quevedo y Calderón.

La obra dramática de sor Juana va de lo religioso a lo profano. Sus obras más destacables en este género son Amor es más laberintoLos empeños de una casa y una serie de autos sacramentales concebidos para representarse en la corte.

Con respecto al año de su muerte sí existe certeza: el 17 de abril de 1695, entonces a los 43 años de edad, murió víctima de la peste que aquejó a la entonces capital de la Nueva España, una enfermedad que afectó de manera grave al Convento de San jerónimo y a toda aquella zona de la ciudad, como recuerda Martha Lilia Tenorio, investigadora de El Colegio de México.