LITERATURA A RAS DE TIERRA: ANTONIO MALPICA

 

La tragedia de los indios Yosemite (ahwahneechee) es abordada de una manera sublime en el libro Una tribu, del prolífico escritor mexicano Antonio Malpica. Ese grupo étnico de Estados Unidos vivió en un paraíso terrenal: se asentó en el valle con el mismo nombre, un lugar escondido del norte de California, al pie de la […]


La tragedia de los indios Yosemite (ahwahneechee) es abordada de una manera sublime en el libro Una tribu, del prolífico escritor mexicano Antonio Malpica. Ese grupo étnico de Estados Unidos vivió en un paraíso terrenal: se asentó en el valle con el mismo nombre, un lugar escondido del norte de California, al pie de la imponente formación rocosa conocida como El Capitán, rodeado de una naturaleza hermosa y pródiga, que le dotaba de alimento y lo aislaba de los grupos vecinos; con un clima benigno, ríos y riachuelos cercanos.

Pero, además, a sus miembros los protegía el Gran Espíritu (Manitou) y tenían una organización social que les aseguraba vivir en paz entre sí y con otros grupos étnicos. Pero todo ello termina por la ambición del hombre blanco, por la fiebre del oro, y el grupo humano prácticamente desapareció a mediados del siglo XIX.

Para contar la historia, el escritor, cuya bibliografía abarca ya media centena de libros, utiliza como narrador y personaje central a Don Connors, cuyo nombre indígena es Petirrojo (Witapy), uno de los tres hijos varones que tuvo el fundador de la tribu, Tenaya, y quien vivió los hechos que había anticipado su padre: la extinción de su raza por la exterminación de su preciado valle del Yosemite.

Una mañana, Don Connors se presenta ante Royal Robbins, propietario de una marca de ropa para exteriores y quien años antes había trepado El Capitán (Tutokanola) sin equipo que dañara la pared rocosa de casi dos kilómetros y medio de altura, y lo primero que hace es asegurarse que sea un hermano espiritual: le hace una prueba al pintarle dos líneas rectas sobre la muñeca, que Robbins completa con una más, quebrada casi a la mitad del cuerpo. Entonces es que decide dejarle un cuadernillo con un fajo de hojas en el que está contada la historia de su tribu hasta su extinción. Es entonces que el lector se hermanará con ese pueblo originario a través de la lectura que hace Robbins del cuadernillo.

Así, conoce que el grupo fue formado por Tenaya, quien se desprendió de su tribu para vivir aislado en el valle del Yosemite. Pronto se le fueron sumando otros indios hasta llegar a unos 300, a los que supo gobernar en paz y armonía, entre ellos y con la naturaleza, bajo una filosofía de respeto. Tenaya tuvo tres hijos, Oso, Petirrojo y Conejo, con tres personalidades distintas, unos más activos y audaces, mientras que Petirrojo es más reflexivo y quien siempre está pensando cuál es objetivo de que esté en esta vida. Al final sabrá cuál es la razón de su estancia en la Tierra, y con ello el lector: Que el mundo conozca la historia de su pueblo y que su memoria nunca muera.

Con un lenguaje que lleva a la tranquilidad, a la reflexión, sin sobresaltos, Malpica cuenta esta historia cuyos hechos son reales: la Guerra Mariposa contra los indios norteamericanos para ingresarlos en reservaciones donde no detuvieran el paso del “progreso”, en este caso despertado por la fiebre del oro. Narra los sentimientos que en los ahwahneechee crecen al ser descubiertos en su paradisiaco valle, donde no hacían daño a nadie ni estorbaban a los gambusinos ni al ejército estadunidense.

En el mismo tono, el lector conoce el pensamiento de Tenaya y las dudas, reflexiones y decisión final de Witapy, con la que terminó con su aparente personalidad pusilánime y alejó sus dudas existenciales para, en el acto de trepar sin herramientas en un par de horas a El Capitán, salvar la memoria de su tribu. Ese era el destino que le tenía deparado Manitou.

NTX/RML/LIT19