“Loquillo”, vuelve

 

A sus 56 años, el gigante catalán conserva el porte


El copete plateado resalta desde lejos en la barra donde espera a los medios mexicanos para iniciar la sesión de entrevistas. El hombre de negro –impecablemente vestido con un saco con el emblemático logotipo de “Loquillo” bordado– hace valer su condición de rockanroll star y señala: nada de fotos.

A sus 56 años, el gigante catalán conserva el porte y en la memoria a jóvenes airados que hicieron radio y discos. Sostiene que lleva años de aprender un oficio, la música, que con el paso del tiempo le obliga a envejecer con dignidad, con elegancia.

Se le mira un poco afectado por el cambio de horario, quizá el calor atípico y la precontingencia ambiental han hecho lo suyo, pero mantiene la actitud de rockero. Ha cruzado el charco después de años para promocionar un disco compilatorio y para encontrarse con esos que crecieron entonando el coro: “no hables de futuro, es una ilusión, cuando el rock and roll conquistó mi corazón”.

México es uno de sus pendientes. Alguna vez interpretó a Octavio Paz, pero se sorprende al saber que hay bandas que versionan sus canciones. Reconoce en Teen Tops la influencia a una generación de músicos que comenzaron a componer en español. En tono cordial admite que no se escucha tanta música mexicana en España.

José María Sanz Beltrán creó a un personaje que lo ha llevado a recorrer la carretera durante casi 40 años. Aunque los tiempos cambian, “Loquillo” ha mantenido un estilo que convoca a masas en España; sin embargo, no duda en decir que está lejos de las tendencias, “la tendencia soy yo”,asegura sin reparo.

El cantante mira al frente en tono reflexivo, cruza a hurtadillas los ojos con su interlocutor. A lo largo de los años ha aprendido a responder frases definitivas: él elige a quién interpretar y siempre son los mejores. Adelanta que habrá cuatro fechas en 2017 y de ahí buscará estar más cerca de los fans mexicanos.

Las nuevas tecnologías son una oportunidad para que una canción se conozca de inmediato, considera, pero alerta sobre su mal uso. Aunque proviene de una época de disqueras independientes no cree en la autogestión; es mejor, asegura, tener  abogados que hagan buenas negociaciones frente a cualquiera.

Se termina el tiempo. Firma un acetato de 1991 y recuerda que en ese tiempo la cubierta plastificada hacía difícil dar autógrafos, por lo que ocupa la funda interior para la dedicatoria. Nos vemos pronto, en el Lunario, remata con una sonrisa, que lo aleja de la fastuosidad de los premios que ha recibido y le da una calidad humana, de rock and roll star.

Twitter @Sr_nagual

[email protected]

www.rockanrolario.com