Cementerio nacional

 

Si el Ejército y la Marina no siguen ayudando a los pobladores de todo el país, los cementerios clandestinos son parte de nuestra cotidianidad


Cada día que pasa este México tan nuestro comienza a dar muestras del agotamiento del sistema que hasta ahora nos había mantenido cohesionados en torno a un proyecto de país en el que por fortuna cabíamos todos, aunque eran menos los que progresaban y muchos los que se quedaron rezagados compartiendo la pobreza y observando la forma en que nuestros gobernantes disponían de las rentas públicas en su provecho con la mayor impunidad posible. Pocos fueron los casos donde la justicia se puso en movimiento.

Hasta ahora tenemos que lamentar no tan solo esa desigualdad producto de nuestra incapacidad para generar oportunidades en un proyecto de inclusión que por desgracia ha fracasado a causa de la mendicidad de unos cuantos que desde las estructuras de gobierno se dedicaron a incrementar su peculio personal antes que a servirle a la causa de la justicia social, esa que hasta ahora no hemos podido alcanzar por nuestras ineficiencias como sociedad y la brutal corrupción como gobierno.

Pero el asunto económico no es el único en el que nos hemos quedado rezagados, y eso quiere decir que la desigualdad seguirá quien sabe cuánto tiempo más por nuestra incapacidad de generación de oportunidades y la rapiña que distingue a quienes se dedican a la tarea gubernamental con la única finalidad de obtener prebendas y amasar enormes fortunas.

Pero también hay que señalar que quizá la injusticia social que mantenemos sea producto de nuestra idiosincracia y conformismo social.

Pero también a esa cultura de la rapiña tenemos ahora que sumarle una eventualidad más que por desgracia pudiera ser una condición generalizada en diversas partes del territorio patrio. La Fiscalía del Estado de Veracruz informó del hallazgo de más de un centenar de restos humanos después de treinta días de trabajo, y por desgracia fueron producto de ejecuciones y quizá hasta de torturas. Para decirlo más claro, seguimos descubriendo que el crimen organizado ha convertido a México en un cementerio clandestino.

Jorge Winkler, fiscal de Veracruz y quien se ha convertido en un especialista de las malas noticias, señaló que dichas inhumaciones tienen menos de dos años de haberse llevado a cabo, lo que por desgracia es el principal indicativo de que muchas partes de este país deben estar en la misma circunstancia. No creo que sea una afirmación aventurada después de conocer la cifra de desaparecidos y de aquellos que ahora se les califica con la presunción de muerte.

Tampoco se que piensen las autoridades encargadas de velar por nuestra seguridad, pero si algo podemos afirmar sin temor a la equivocación es que todo México es territorio panteón, y que los cementerios clandestinos se multiplicarían si dedicáramos un grupo de especialistas a escudriñar por todas partes.

No sé que tengan que decir las autoridades policiales, pero si el Ejército y la Marina no siguen ayudando a los pobladores de todo el país, los cementerios clandestinos son parte de nuestra cotidianidad. Al tiempo.