“Ortega es más peligroso para el periodismo que Somoza”

 

Erick Muñiz / Enviado Managua, 6 Junio (Notimex).- Óscar Enrique Navarrete Aguilar, periodista gráfico del mítico diario La Prensa, de Nicaragua, es un veterano de las coberturas armadas y afirma contundente que es más difícil hacer periodismo con Daniel Ortega que con Anastasio Somoza. En abril de 2018 protestas ciudadanas por ajustes económicos realizados por […]


Erick Muñiz / Enviado

Managua, 6 Junio (Notimex).- Óscar Enrique Navarrete Aguilar, periodista gráfico del mítico diario La Prensa, de Nicaragua, es un veterano de las coberturas armadas y afirma contundente que es más difícil hacer periodismo con Daniel Ortega que con Anastasio Somoza.

En abril de 2018 protestas ciudadanas por ajustes económicos realizados por el gobierno escalaron hasta formar una revuelta que ya incluye 500 muertos, 400 presos políticos (entre ellos dos periodistas), alrededor de 102 desaparecidos y cientos de exiliados, de acuerdo con el conteo de los opositores civiles.

A poco más de un año de la revuelta que mantiene en jaque al país, con una economía en picada, condena de varios países –entre ellos Estados Unidos que ya impuso sanciones económicas- y restricción de las libertades sociales, el periodista hace un recuento de la situación.

“El trabajo ha sido muy peligroso, porque en la época de la dictadura de Somoza esto se hacía después de que triunfó la revolución y nosotros ahora lo estamos haciendo durante la dictadura y se corre mucho más riesgo.

“Éste es el reto y por eso corremos el riesgo y yo y todos hemos recibido amenazas, pero ya estamos acostumbrados”, señala Óscar desde la redacción del diario más antiguo del país (fundado en 1926), donde prepara la cobertura del día junto con sus compañeros.

La Prensa sufrió el asedio de la dictadura de Somoza en los años setenta, que comenzó con censura y culminó en 1978 con el asesinato del director del diario, Pedro Joaquín Chamorro Cardenal.

Ahora, el presidente Daniel Ortega, quien formó parte del Frente Sandinista de Liberación Nacional que derrocó a Somoza, también busca acallar a los medios que no son afines a su gobierno, aseguran los periodistas.

Notimex buscó una entrevista con algún representante del gobierno de Nicaragua para contrastar esta información, pero no hubo respuesta.

Para Óscar Navarrete la explicación del acoso del gobierno es que no quieren verse exhibidos por La Prensa y los pocos medios que se mantienen independientes “del dictador Ortega”.

“La verdad es que con nuestro periódico tenemos que llegar hasta donde tengamos que llegar, hasta donde se nos acabe el papel, pero podemos continuar en digital con nuestra labor periodística”, señala el fotoperiodista, en relación a las 40 semanas que lleva bloqueada la importación de papel periódico en las aduanas del país.

Explica que los medios independientes “son poquísimos” porque casi a todos los ha silenciado la dictadura.

“Los hijos de Ortega son los dueños de los principales canales de TV tienen una aparataje radial, electrónico y digital pero aun así la gente no les cree y nos escucha en redes sociales a los medios independientes.

“En el caso de la Televisión solamente hay dos Canales independientes a la dictadura, que son el Canal 10 y el Canal 12. Hay uno que es por cable, Canal 23 pero es muy gallo-gallina, o sea pro gobierno. El resto de los canales son propiedad de la familia del dictador, igual que con Somoza, pero él tenía sólo un canal y Ortega tiene como ocho o diez”, comentó el entrevistado.

PEOR QUE EN LA GUERRA

Óscar Navarrete fue fotógrafo de guerra en los años ochenta y corresponsal del Ejército y asegura que ha visto cosas peores en esta revuelta civil –que el gobierno acusa de golpe de Estado-.

“La verdad que he visto aquí cosas peores que en la guerra, porque ahí era una guerrilla contra un Ejército todos armados hasta los dientes se enfrentaban y había sangre, muerte y deshumanización, porque la guerra nos vuelve perros y siempre lo he dicho.

“Pero esto que pasó desde hace un año es diferente, gente que se enfrenta a policías fuertemente armados que creen que van a la guerra y tienen ametralladoras calibre 60 PKM con lanzacohetes o lanzamisiles y la gente armada con banderas o con morteros, que es un tubo metálico artesanal y se le pone una bomba de las que se usan para la pirotecnia de las fiestas patronales”, explica el fotógrafo de prensa.

La redacción de La Prensa ha vivido mejores días. Luce antigua y mantiene ese aire setentero de bodegón un tanto oscuro y sin ventanas, cuando los periodistas eran la única vía para que las comunidades se mantuvieran informadas.

Hay mucho personal joven, no parecen peligrosos como los ha señalado el gobierno en sus comentarios. Pero ello sienten que les tienen miedo.

“Lo que le teme este gobierno es al periodismo, una cámara es un arma para ellos entonces trata de silenciarnos, de callar nuestro trabajo”, explica Navarrete –como lo conocen sus colegas- en medio del trajín cotidiano de la redacción.

“Desde que salimos con una cámara colgada al cuello vamos expuestos a todo. Todos mis compañeros han sufrido algún tipo de agresión, en una manifestación de curas, el cardenal y los obispos, fueron agredidos y les dañaron una cámara.

“El tercer día de protestas el 20 de abril de 2018 en Catedral a otro lo golpearon y le robaron el equipo las turbas y paramilitares.

“Yo también tuve problemas: el 2 de septiembre en una marcha un simpatizante sandinista me puso una pistola 9 milímetros en la sien. Lo que pasa es que la policía vino y bloqueó a los azul y blanco (protestantes) para que pasara un grupo de sandinistas y uno trató de quitarles una bandera rojinegra. Yo me acerqué para hacer una foto en primer plano y entonces salió el tipo con la pistola. El que estaba forcejeando con la bandera se fue y yo pues lo que hice fue agacharme y ya el tipo siguió. Nadie lo detuvo”, recuerda Óscar.

CASCO Y CHALECO BLINDADO

La dictadura de Daniel Ortega está conformada por una guardia pretoriana que son su policía nacional, aparte están las turbas (civiles simpatizantes del gobierno) y los paramilitares o para policiales que son sujetos armados encapuchados por la misma policía y están secuestrando, robando, torturando y asesinando, asegura el entrevistado.

“Así es como funcionan las cosas en Nicaragua, así lamentablemente funciona el sistema de este régimen dictatorial y por eso el trabajo de los periodistas gráficos sí es muy peligroso, cada día se hace más peligroso ejercer nuestro trabajo, de un tiempo para acá, desde octubre, empezamos a tomar medidas de seguridad.

“Tenemos que salir con chaleco antibalas y casco, es un poco incómodo, pero al menos te protege un poco. Los periodistas han sufrido encarcelamiento, asedio; uno de nuestros fotógrafos se tuvo que ir al exilio”, comenta Óscar y muestra sus nuevas herramientas de trabajo: un caso militar y un chaleco blindado.

Las condiciones son difíciles y la mayoría de los periodistas de Nicaragua sabe que debe aplicar protocolos de guerra. No es sencillo pero lo que les mueve es la necesidad de cumplir con su trabajo.

Óscar mira unas fotos en su computadora, responde unos mensajes y sigue con su relato.

“Se compraron colchones inflables porque Managua estaba paralizada, los meses más fuertes fueron de abril a julio y teníamos que hacer ronda (guardia) hasta las once de la noche. Si era muy peligroso ir a tu casa entonces podías dormir en la redacción y en la mañana ibas a cambiarte y volvías. Aquí siguen esos colchones.

“Y eso porque en Managua si caminabas después de las cinco de la tarde eras hombre muerto, ya no corrían buses y había como un toque de queda. Mucha gente murió por imprudencia porque los confundían con convocados (protestantes)”, recuerda el fotógrafo que en un tiempo trabajó para la agencia Notimex.

“Otra cosa es que está terminantemente prohibido es salir a marchas solos porque lo que hacemos es que nos juntamos todos los periodistas nacionales e internacionales y nos llamamos para saber dónde vamos a estar, tenemos un punto de reunión para los 20 ó 30 periodistas que somos.

“Si te vas a la cobertura solo hay problemas, como le pasó hace poco al fotógrafo de la agencia Reuters que lo golpearon, se lo querían llevar preso y le agarraron el equipo, pero un compañero de La Prensa tomó la foto y eso le valió para que no se lo llevaran”, señala Navarrete.

Cuando se le pregunta si pueden denunciar los abusos de las autoridades, solamente sonríe y aclara:

“Aquí la policía viene, te golpea, te daña el equipo ¿y a dónde vas a reclamar? Nadie te paga por eso. Aquí a varios colegas los han golpeado por no andar (portar) el chaleco, porque es incómodo, Managua es un lugar bien caliente y el casco bien incómodo, pero bueno, la vida es única y no se repone”.

Óscar reconoce que las dificultades del periodismo en Nicaragua son muchas y los riesgos son graves, pero muestra seguridad en continuar con su labor.

“El trabajo es cada vez más difícil, pero tratamos de hacerlo mejor. Creo que nos arriesgamos demasiado por obtener una buena imagen. Nuestro trabajo ha denunciado toda la tortura y todos los crímenes de este gobierno para que la gente los conozca de primera mano”, sentenció el periodista.

NTX/EDMS/NICARAGUA19