Los populistas detestan a los medios

 

La reacción de los populistas ante la crítica es atacar a los medios que perciben como sus enemigos personales


El presidente de Estados Unidos, Donald Trump; el gobernador independiente de Nuevo León, Jaime Rodríguez; el dueño de Morena, Andrés Manuel López Obrador, y otros populistas del hoy y del ayer sienten odio hacia los medios de comunicación que los cuestionan y critican.

Los populistas son demagogos y saben que las soluciones que ofrecen para resolver los problemas de una entidad geopolítica –sea ésta una ciudad, estado o país– son mentiras bien concebidas diseñadas con el propósito de engañar a personas ignorantes, confiadas, esperanzadas o francamente idiotas.

También saben que en los medios hay muchos periodistas que no se creen sus patrañas y falsas promesas y cuestionan constantemente sus propuestas, políticas y decisiones.

La reacción de los populistas ante la crítica es atacar a los medios que perciben como sus enemigos personales, a los dueños de los mismos y a quienes en ellos trabajamos.

En México está el ejemplo del “Peje” López, quien califica a los medios que lo critican y cuestionan como parte de lo que él denomina “la mafia del poder”, un grupo perverso que sólo existe dentro de su muy tropical y calenturienta imaginación, cuyo objetivo es mantener a México en el atraso, empobrecer a la mayoría y enriquecer a solo unos cuantos.

El tabasqueño lleva años asegurando que los medios no le abren las puertas para que a través de ellos pueda difundir sus mensajes; que la radio, televisión y medios impresos le han aplicado un boicot con el fin de que el pueblo no conozca sus ideas. Esta es una mentira diseñada para posicionarlo como un hombre perseguido por los medios poderosos que son propiedad de unos cuantos ricos. Y me consta que es una mentira porque desde 2000, año en que se dio cuenta de que yo no avalaría sus ideas, decidió no aceptar mis invitaciones para ser entrevistado en mis programas de radio y TV.

Otro populista que también ha adoptado la actitud de agredir a los medios que lo critican es Jaime Rodríguez.

A quien le gusta que le digan “El Bronco” ha resultado ser sólo un pequeño Pony, un gobernador mediocre incapaz siquiera de controlar lo que sucede en la cárcel de Topo Chico, la principal en su estado. Después de 636 días en el poder ha demostrado no tener las cualidades mínimas para garantizar la seguridad de sus paisanos, incumpliendo así una de sus principales promesas de campaña.

Al igual que el tabasqueño, el neoleonés se lanza contra los medios que cuestionan la eficacia de su administración. Es más, hasta amenaza con auditar fiscalmente a los propietarios del periódico regio El Norte. Ni Trump se ha atrevido a intimidar así a algún medio estadounidense.

Los populistas son nefastos.