Maltrato animal, primera alerta de violencia familiar

En el foro “Bienestar Animal, Un camino hacia la paz”, organizado por la senadora Nuvia Mayorga, la presidenta de la Asociación Hidalguense para la Protección de los Animales. A.C., Paola Monterrubio Díaz, indicó que gracias a las tesis y trabajos que han emanado de la investigación científica y criminológica, se ha demostrado la existencia de un vínculo entre la violencia ejercida en contra de los animales y la violencia entre seres humanos, especialmente el maltrato infantil y la violencia doméstica.

“Si un animal está siendo abusado en una familia, es muy probable que un niño u otro residente también esté siendo abusado”, alertó la especialista.

Subrayó que los casos de maltrato o crueldad animal, puede ser el primer paso para detectar e intervenir oportunamente ante otras formas de violencia, de ahí que es el momento de formular políticas públicas no sólo en materia de bienestar y protección jurídica de los animales, sino en materia de prevención social de la violencia y la delincuencia.

Al inaugurar el foro, el senador Miguel Ángel Mancera Espinosa denunció que a raíz de la pandemia en México, el abandono de animales de compañía aumentó en el último año entre 30 y 35 por ciento, equivalente a 500 mil mascotas.

El legislador del PRD precisó que la crisis sanitaria trajo consecuencias en las economías de los hogares y a la hora de recortar gastos, los dueños abandonaron a sus mascotas.

En el foro semipresencial, al que acudieron tres perros que trabajan con niños y adultos mayores, los ponentes coincidieron en señalar que se debe tomar conciencia que los animales sienten dolor cuando se les maltrata, por lo que esos entes vivientes, no objetos, deben ser sujetos de la protección jurídica.

Nuvia Mayorga, del PRI, refirió que si se quiere saber cómo es un país, sólo basta mirar cómo se trata a las animales; sin embargo, en reiteradas ocasiones se difunden imágenes en donde lamentablemente las personas horriblemente los maltratan.

“Este abuso es, sin duda, un síntoma de una sociedad enferma por la violencia y la indiferencia y aunque en el mundo, sobre todo en los países más avanzados, se han tomado medidas en esta materia, todos los días el maltrato animal sigue siendo temático y cotidiano”.

Las emociones de algunas personas como el odio, el resentimiento y el rencor experimentan en los animales sufrimiento e inseguridad de sentirse amenazados o heridos, por eso los seres humanos deben compartirles amistad y hasta el cariño para lograr un binomio en donde la crueldad quede rebasada, puntualizó Nuvia Mayorga.

Añadió que gobierno y sociedad civil “debemos impulsar más el bienestar animal no sólo para crear conciencia sobre el tema, sino para legislar y proporcionar a la ciudadanía, formas y medios para contrarrestar los casos de crueldad de animales que aún persisten”.

Comentó que al castigar a las personas que maltratan a los animales, se evita que escalen su peligrosidad hacia otros seres humanos, pues las leyes de protección animal son consideradas por muchos como indicadores de una mejoría en la sociedad, la civilidad y la moral colectiva de un país.

Ante esta situación, Nuvia Mayorga resaltó que se tiene que seguir legislando en este tema, incluso anexar políticas en el Código Penal de los delitos de abuso contra los animales.

Para Phil Arkow, presidente del Proyecto de Prevención del Abuso Animal y la Violencia Familiar de la Fundación Latham, dijo que “los maltratadores de animales los dañan y luego cometen delitos violentos contra las personas. Los maltratadores de animales pueden hacer daño a los animales y a las personas simultáneamente”.

Destacó que el abuso sexual de animales a menudo se relaciona con la pornografía infantil y otros delitos sexuales; además de que el acaparamiento de animales a menudo se relaciona con el maltrato a adultos mayores

Al referirse a los tipos de vínculos entre el maltrato animal y la violencia social, Phil Arkow subrayó que la experiencia infantil adversa se registra al perpetrar o presenciar actos de maltrato animal. Es un signo temprano de trastorno de la conducta que comienza a aparecer entre los dos y seis años.