Estudiante uruguayo difunde conocimientos de Antártida en redes sociales

 

Montevideo, 1 Feb (Notimex/Sputnik).- Su entrega a la ciencia y su difusión, así como su amor por los pingüinos, permitieron que el joven uruguayo Franco Laureano consiguiera llamar la atención sobre la importancia de cuidar a la Antártida y la fauna que se desarrolla en ella. El estudiante de la Facultad de Ciencias (Fcien) de […]


Montevideo, 1 Feb (Notimex/Sputnik).- Su entrega a la ciencia y su difusión, así como su amor por los pingüinos, permitieron que el joven uruguayo Franco Laureano consiguiera llamar la atención sobre la importancia de cuidar a la Antártida y la fauna que se desarrolla en ella.

El estudiante de la Facultad de Ciencias (Fcien) de la Universidad de la República (Udelar) llegó al continente blanco junto con un grupo de 16 alumnos y seis profesores para emprender una serie de experimentos científicos y desarrollar conocimientos.

Sin embargo, su uso de las redes sociales hizo que una amplia comunidad joven se sintiera atraída por los datos, conocimientos y fotografías que Laureano posteaba, logrando 90 mil visitas a su perfil y 1.3 millones de “impresiones”.

A partir del 10 de enero y durante una decena días, los jóvenes estudiantes y maestros del centro escolar realizaron trabajo de campo y laboratorio en el destacamento científico que desde hace 35 años representa a Uruguay en la Antártida: la Base Artigas en la isla Rey Jorge, en el archipiélago Shetland del Sur.

Se trata de la tercera ocasión en que estudiantes de la Escuela de Iniciación a la Investigación Antártica (EVIIA) realizan un curso práctico en la Antártida; la primera vez fue en 2014.

Sin embargo, Laureano no perdió oportunidad para colocar en su perfil fotografías y datos del continente blanco, logrando la reacción y la interacción de personas interesadas, entre las que difundió conocimientos como por qué la Antártida tiene 22 horas de luz solar en verano.

Al respecto, el joven biólogo dijo que lo mejor de sus publicaciones fue el intercambio de opiniones que causaron, “se generaban chistes, y entre selfie y selfie con pingüinos, hablaba del Tratado, del Protocolo de Madrid. (Hice uso de) la empatía que generan los pingüinos, el amor que les tengo, para hacer otro tipo de divulgación”.

Su interés es que se conozca del continente más al sur del planeta, su importancia, que está en riesgo, que se deben “hacer cosas para cuidar el hábitat en el que viven” los pingüinos, pero también a “los invertebrados, los peces, las focas. También porque se cuida al mundo entero”.

En el primer laboratorio uruguayo de biología molecular montado en la Antártida, Laureano trabajó en su tesis de grado sobre biotecnología, por lo que junto con compañeros de microbiología se dedicó a buscar ciertos virus en pingüinos y skuas mediante análisis de las fecas y cadáveres, que son métodos no invasivos.

Al mismo tiempo, a visitantes a su perfil en redes sociales explicó que la Antártida (14 millones de kilómetros cuadrados) no le pertenece a ningún país ni tiene fronteras internas, pues lo importante es la ciencia y la paz, como lo asienta el Tratado Antártico, que data de 1959 y entró en vigor en 1961.

También, que en 1991 se firmó el Tratado de Madrid para la conservación del medio ambiente antártico, el cual especifica la importancia de los ecosistemas antárticos a nivel global y su valor a nivel científico. Además, están prohibidas prácticas que puedan afectarlo, como la minería y la petrolera.

El frío del continente blanco es una condición que hace difícil la vida, lo que motiva el estudio de los expertos cuyos trabajos están enfocados a conocimientos que ayuden a la humanidad.

Uno de ellos lo consiguieron en 2017 bioquímicos y biólogos moleculares de la Fcien, que estudiaron una enzima de una bacteria que permite reparar el daño causado por la radiación ultravioleta.

NTX/I/RML