La historia de los López-Gatell

 

Los Gatell son “por herencia ancestral”, sefarditas: judíos radicados en la península ibérica. Nobles de Cataluña cuyo apellido procede de la palabra hebrea jatúl, que significa gato.


Desde una antigua ciudad romana, enclavada en la península ibérica, viajó el apellido Gatell al otro lado del mundo. Más de 500 años después de aquel primer registro del nombre en Tarragona, España, aparece un personaje que conserva el linaje y que se ha convertido en la figura del combate al COVID-19 en México.

Su abuelo peleó contra el franquismo y se salvó de ser fusilado por un golpe de ingenio. Resguardó a su familia en Francia hasta que el nazismo hizo inviable la vida allí. Poco después abordaron un barco y llegaron a México como los más de 20 mil exiliados españolesSu padre hizo una brillante carrera en medicina y él siguió sus pasos más tarde.

Se trata de Hugo López-Gatell Ramírez, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, el rostro en el que millones de mexicanos han depositado la confianza y que le ha robado cámara y popularidad hasta al presidente Andrés Manuel López Obrador. Según la encuesta de Enkoll, en esta emergencia sanitaria no hay funcionario más confiable en el país: 44% le respalda, al presidente sólo el 9%.

En el sitio de la Secretaría de Salud, las primeras líneas de su currículum parecieran ofrecer certezas: “Médico Cirujano, especialista en Medicina Interna, maestro en Ciencias Médicas y doctor en Epidemiología. Sólidos conocimientos y entrenamiento de alto nivel en medicina clínica y epidemiología”. Arranca así el largo listado de conocimientos, aptitudes y capacidades del médico que cumplió 51 años el 22 de febrero pasado.

Honesto, competente, íntegro y humano son los adjetivos que la gente con la que se ha cruzado a lo largo de los años usa para describirlo. El “estamos en buenas manos” es una respuesta recurrente que sueltan sus conocidos.

Con rostro serio o sonriente, regularmente de traje y corbata, la imagen del subsecretario se comparte profusamente en sticker, meme o video meme. Su “quédate en casa” sirve para regañar al que dejó el hogar en plena cuarentena.

Su “con todo el gusto te lo vuelvo a explicar” es recurrente en los diálogos virtuales. Al funcionario se le ha visto –en animación– bailando al ritmo de Bad Bunny, mirando desde el cielo a los que salen de casa y lanzándoles rayos con los ojos, personalizado como Superman, como James Bond o como el Dr. Strange. En las transmisiones televisadas de las 19 horas –la misa de la 7, dicen algunos– le llueven comentarios: “López-Guapell”, le llaman.

Gady Zabicky Sirot, titular de la Comisión Nacional Contra las Adicciones (Conadic), dio una descripción que engloba a los profesionales de la salud, el 10 de abril pasado (15 días después de que entrara en vigor la Fase 2 del COVID-19 en México), invitando a la sensibilización de la población respecto a la labor del personal médico.

“Los personales de salud somos personas vulnerables, no somos superhéroes, no nos sentimos héroes, vivimos en un estado de solidaridad necesaria”. Lo mismo aplica para el subsecretario.

Mexicano, egresado de la universidad pública, especializado en el extranjero. López-Gatell es el director de una orquesta de 126 millones de mexicanos que tratan de agarrar el ritmo y tocar al unísono para vencer con cada nota a la epidemia que, apenas el martes 21 de abril, entró en la Fase 3.

¿Cómo se forja un personaje así? Roberto Morris, maestro en políticas públicas, escribió que las personas asimilan sus valores y socializan a partir de aquello a lo que han estado expuestos a lo largo de sus vidas, un “largo proceso de arquitectura de identidad” que se nota en cosas tan simples como el hablar.

Para conocer a qué ha estado expuesto López-Gatell habría que pensar en Tarragona, la ciudad donde vivieron sus ancestros, en la región de Cataluña, al noreste de España. La tierra de su abuelo, el primero de su línea directa familiar en pisar tierras mexicanas.

Excompañeros de estudios, amigos propios y de la familia, un exchofer y un largo listado de fuentes documentales, todos consultados por EMEEQUIS, son la llave que abre la puerta para conocer algunos rasgos de Hugo López-Gatell. Ellos son quienes pintan de pies a cabeza la historia del miembro de una familia progresista que se forjó entre libros e ideales.

Francisco López-Gatell Comas, el abuelo, nació en 1897 en la tierra que aún conserva las ruinas de un anfiteatro romano del siglo II, postrado frente al Mar Mediterráneo, tan vieja la ciudad medieval amurallada como vieja la historia de la familia que creció en ella.

Los Gatell son “por herencia ancestral”, sefarditas: judíos radicados en la península ibérica. Nobles de Cataluña cuyo apellido procede de la palabra hebrea jatúl, que significa gato. Por eso en el escudo de la nobleza catalana aparece un gato de oro, sentado o simulando un movimiento ágil, con la mirada al frente, fija en quien le mira. Dominio, coraje, audacia, fortaleza y magnanimidad son las características que, de acuerdo con el Heraldrys Institute of Rome, enmarcan a los portadores de este escudo.

Francisco, el abuelo, es parte de la genealogía Gatell que surgió en ese rincón del mundo. Perseguido por el franquismo, fue el último portador del apellido que decidió dejar España.

Antes de él, hubo otros que emigraron a Alemania, Francia, Estados Unidos y a diversos países latinoamericanos: Argentina, Chile y, por último, México, según Irving Gatell, un pariente lejano unido al subsecretario sólo por la historia guardada en su ADN.

En un recuento de su estirpe, cuenta en entrevista, encontró parientes como Joaquín Gatell y Folch, autor de la primera cartografía de Marruecos y a Josep María Gatell, uno de los mayores expertos en VIH y director del Centro Catalán de Investigación y Desarrollo de Vacunas contra el Sida (HIVACAT).

Así llegó también a la historia de Francisco López-Gatell Comas, abuelo del general contra el COVID-19, contada, según el comunicólogo, por el padre del subsecretario hace ya muchos años.

El abuelo López-Gatell fue un ingeniero y militar republicano que luchó contra el régimen de Francisco Franco, como cientos de catalanes. Fue arrestado y sentenciado por el Consejo de Guerra a reclusión perpetua por el delito de rebelión militar el 12 de octubre de 1934, según la copia de la sentencia que yace en el Archivo Histórico Nacional de España.