Los sistemas de medición de sismos en el país se han refinado: UNAM

Sismo Foto: Internet
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Se espera un gran terremoto, pero no se sabe cuándo ocurrirá.


La fecha del 19 de septiembre está en la mente de los mexicanos. De manera coincidente, este día, aunque en diferente año, sucedieron dos terremotos de gran magnitud que han significado un cambio en el modo de vida de la población y del país.

Víctor Hugo Espíndola Castro, experto del Servicio Sismológico Nacional (SSN) del Instituto de Geofísica y Dora Carreón Freyre, del Centro de Geociencias de la UNAM, dijeron que a partir de entonces se modificaron diversos aspectos en el país, notablemente en la sismología, la percepción del peligro y el riesgo.

Los especialistas manifestaron que con el tiempo la Universidad ha refinado sus sistemas de medición de sismos; también ha generado gran cantidad de datos útiles en la ingeniería civil, que utiliza estructuras más resistentes para salvar vidas; los centros de geociencias revelan más sobre el comportamiento de esos fenómenos y las ondas que generan. En suma, se hace un trabajo multidisciplinario en favor de la sociedad.

“En la Universidad hay un esfuerzo para que este tema sea más multidisciplinario y en una misma mesa se trabaja con sismólogos, ingenieros, psicólogos, médicos, tomadores de decisiones, porque desde nuestra trinchera no vemos todo y este es un buen momento para pensar de manera holística”, señala Iglesias Mendoza.

Indicó que en este tipo de sucesos la contribución de la UNAM también es muy importante en aspectos como el acopio de alimentos y la investigación científica, entre otros.

“Es una coincidencia tremenda que ocurrieran dos temblores destructivos el mismo día del año. Pero todos los días del año se registra una gran cantidad de sismos, la mayoría pequeños e imperceptibles, y si bien en la memoria tenemos presente el del 19, fue más destructivo el del 7 de septiembre de 2017”, asegura Arturo Iglesias Mendoza, del Departamento de Sismología de la UNAM.

Recordó que el terremoto del 19 de septiembre de 1985 tuvo su origen en la desembocadura del Río Balsas, en Michoacán, se registró a las 7:19 horas, con una magnitud de 8.1.

32 años después, a las 13:14 horas del 19 de septiembre, pero de 2017, cuando justamente se efectuaba un simulacro en la capital mexicana se registraba un sismo de magnitud 7.1, originado en Chiautla de Tapia, Puebla.

Debido a estas experiencias, Dora Carreón Freyre, del Centro de Geociencias de la UNAM, destaca que se ha creado mayor conciencia en la población ante la vulnerabilidad física del sitio donde vivimos.

¿Podemos esperar entonces un gran sismo? La respuesta es sí, enfatizan los expertos. ¿Cuándo? Nadie lo sabe, pero podría originarse en Guerrero o Michoacán, como el sismo de 1985; del sureste de Acapulco, donde provino el que ocasionó la caída del Ángel de la Independencia; de Chiapas, Jalisco o Baja California, por lo que siempre es necesario estar preparados.

Iglesias Mendoza deja en claro que si bien se ha comentado la posibilidad de que se suscite un gran sismo en la zona de la Brecha de Guerrero, pues desde 1911 no ha ocurrido un movimiento de tal magnitud, hay estudios que explican el por qué no se ha presentado.

Dijo que el SSN monitorea la actividad sísmica y proporciona información a la sociedad y a las autoridades lo más pronto posible, a fin de que éstas tomen decisiones. Asimismo, revisa datos lo cual permite generar nuevo conocimiento y significa un servicio social clave para la nación.