Ningún virus es benéfico para el cuerpo humano: UAM

UAM Foto: Internet
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De igual manera, las tecnologías y procedimientos pueden encontrarse también entre las causas de epidemias.


El epidemiólogo e investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Francisco Oliva Sánchez, señaló que a diferencia de algunas bacterias que son necesarias para el organismo, los virus, en ningún caso, pueden resultar benéficos para el cuerpo humano.

Precisó que esos microorganismos son capaces de hacer copias de sí mismos, replicándose en las células vivas del huésped al que infectan para provocar una enfermedad, y las mutaciones producidas en el proceso de propagación pueden generar que un patógeno ya conocido ocasione una afección, al no ser reconocido por el sistema inmune, pero también desencadenar su paso de especie a especie, como en los casos del coronavirus y la influenza AH1N1.

Señaló que la probabilidad de pandemias en el mundo ha ido en aumento a partir de la dependencia a la agricultura y el ganado, debido al intercambio de virus que no han sido de origen humano.

El investigador de la UAM comentó que entre los gérmenes más antiguos de ese tipo están la viruela y el sarampión, que evolucionaron a partir de infectar a ciertos animales y aparecieron hace miles de años en Europa y el norte de África. Después fueron llevados al Nuevo Mundo durante la Conquista española, provocando millones de muertes entre los indígenas, que no tenían resistencia natural.

“Desde 1580 se han registrado pandemias por gripe y en los siglos posteriores han acontecido con más frecuencia: en el periodo 1918-1919, la conocida como gripe española, en la que murieron entre 40 y 50 millones de personas en menos de un año en el orbe, por lo que ha sido una de las más devastadoras en la historia”.

El primer factor para la aparición y dispersión global de enfermedades ha sido el incremento de la población, en virtud de que en “los límites de las megalópolis se desarrolla un universo marginal que es terreno abonado para el cultivo y la expansión de males de todo tipo”, además de que “las zonas periurbanas son ideales, no sólo para la difusión de padecimientos ya identificados, sino para el surgimiento de otros nuevos, con circunstancias coadyuvantes como estructuras de salud pública inadecuadas o deterioradas”.

Los viajes internacionales y la movilidad geográfica contribuyen a que los gérmenes circulen entre grupos humanos menos facultados para resistirlos. El aumento del comercio internacional de alimentos, la distribución masiva y las prácticas antihigiénicas de su preparación amplifican el potencial de infecciones, constituyéndose en uno de los mayores problemas de salud pública.

De igual manera, las tecnologías y procedimientos pueden encontrarse también entre las causas de epidemias: “en 1979, Gran Bretaña innovó al utilizar carcasas de rumiantes en el método de preparación de alimentos destinados a animales, lo que pudo haber desencadenado la famosa enfermedad de las vacas locas, así como su posible dispersión entre los humanos”, concluyo el investigador.