Andrés Manuel López Obrador visitó el cementerio donde están sepultados sus familiares, en Tabasco, y aprovechó para comer un trozo de manea, un tamal tradicional de ese estado.
En el panteón Central de Villahermosa, el tabasqueño acudió a las sepulturas de sus padres y su hermano Ramón; en el lugar, como es tradición, las personas que también visitaban a sus familiares fallecidos compartieron los tamales con el presidente electo, quien no dudó en tomas dos.
Las maneas son tamales que pueden llegar a medir entre 20 y 30 centímetros de largo y se preparan, mayormente, el 1 y 2 de noviembre, cuando los tabasqueños acostumbran a compartir e intercambiar tamales con familiares y vecinos con motivo del Día de Muertos.
Este manjar, al que no se resistió ni el presidente electo, está preparado con carne de cabeza de cerdo picada, manteca, hoja de chipilín, chile dulce y picante, masa de maíz, frijol pelón (tradicional del estado) y se envuelve en hoja de plátano (pasada por el fuego). Algunas variantes se preparan con carne de pollo o pavo para evitar el exceso de grasa.
El secreto, dicen los que saben, que está en el sazón que se le dé a la masa, pues todos los ingredientes se revuelven.
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Aquí la receta de cómo preparar unas maneas tabasqueñas:
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