La recta final

 

Es la recta final del sexenio, es tiempo de apretar el paso


Álvaro de Garay 

Hace unos días la calificadora (de deuda soberana) S&P manifestó su preocupación en torno al bajo crecimiento de la economía mexicana y al aumento acelerado del endeudamiento público. Se destaca en el informe presentado que, como porcentaje del PIB, la deuda aumentó de 40 por ciento en 2013 a 45 por ciento en 2015. Su estimación es que de seguir esta tendencia la relación deuda PIB llegue a 48 por ciento en 2018. Por esta razón la calificadora pasó el estatus de la deuda del gobierno mexicano de estable a negativa.

La meta original para el déficit fiscal aprobada por el Congreso era de 3.5 por ciento del PIB, pero de acuerdo con el último informe sobre las Finanzas Públicas dado a conocer por la SHCP, con los ingresos provenientes del remanente de operación de Banxico, la disminución del gasto, el aumento de los ingreso tributarios y el paquete de ayuda a Pemex se espera que el déficit fiscal sea de 3.0 por ciento al final del presente año. Si esto es así lo las necesidades de endeudamiento para financiar el déficit del gobierno serán menores a lo esperado.

En el informe de la SHCP se destaca que en el periodo enero-julio los ingresos presupuestarios crecieron 1.4 por ciento en términos reales (sin incluir el ingreso proveniente de Banxico) en tanto que los gastos pagados y programables (excluyendo el apoyo a Pemex) cayeron 3.7 y 7 por ciento, respectivamente. La mala noticia es que en el periodo referido las participaciones a entidades federativas se incrementaron 8.6 por ciento en términos reales, y las pensiones y jubilaciones 6.1 por ciento respecto al mismo periodo del año anterior.

Una preocupación central de la calificadora S&P es el bajo crecimiento de la economía mexicana. En efecto, los datos más recientes revelan que la producción manufacturera tuvo un decrecimiento de 0.2 por ciento en el segundo trimestre del presente año. Por su parte la inversión fija bruta ha estado cayendo desde 2015. En el segundo trimestre de 2016 se contrajo 1 por ciento. Las exportaciones manufactureras también han perdido dinamismo. Desde el año 2015 éstas han mostrado tasas negativas de crecimiento. El déficit en cuenta corriente como porcentaje del PIB subió del 1 por ciento observado en años recientes a 3 por ciento.

La economía americana por su parte no acaba de dar muestras de una recuperación sólida. Por ejemplo, la inversión no residencial en Estados Unidos registró una contracción de 1 por ciento en el segundo trimestre de 2016.

Un hito importante en la evolución económica de México será el resultado de la elección presidencial en Estados Unidos en noviembre de este año. Si gana el candidato republicano Donald Trump las perspectivas económicas se tornan menos positivas aún. Esto debido a que sus políticas proteccionistas y migratorias podrían tener efectos negativos en la inversión extranjera (directa y de portafolios), las exportaciones manufactureras, el envío de remesas, y otros rubros importantes. Si gana la candidata demócrata, Hillary Clinton, el panorama luce menos sombrío porque los cambios de política económica anunciados no son radicales. En materia de política comercial es donde se esperan los mayores ajustes. Si en efecto Clinton promueve, como lo ha anunciado durante su campaña, una renegociación del NAFTA y del TPP, sus efectos tardarán en sentirse y además la magnitud de tales efectos dependerá de lo que sea negociado por los países firmantes de estos tratados.

¿Qué se debe hacer en este contexto de desaceleración económica interna y con perspectivas de un entorno internacional de bajo crecimiento? Remover obstáculos a la inversión privada. Tenemos en la actualidad serios problemas sociales que frenan la inversión privada. El conflicto laboral con la CNTE, la inseguridad y la corrupción son factores que desincentivan la inversión nacional y extranjera. Y no puede haber crecimiento económico sin inversión. Frente a esta situación ahora más que nunca el gobierno debe hacer su parte. En materia educativa es imperativo e impostergable llegar a un acuerdo con la CNTE que sea justo y que ponga los intereses del país en primer lugar. Asimismo, es necesario poner fin al atropello de los derechos de niños, maestros, padres de familia y pequeños empresarios producto del conflicto magisterial. En materia de seguridad, hay que tomar al toro por los cuernos y establecer un conjunto de metas y acciones para bajar de manera significativa los índices delictivos. Es la recta final del sexenio, es tiempo de apretar el paso, de tomar las decisiones difíciles que reclama el país.

Profesor de EGADE Business School, sede Santa Fe. Tecnológico de Monterrey