México en el contexto global

 

La globalización no tiene fronteras sociales


La globalización se ha vuelto una nada despreciable parte de nuestra vida.

Este hecho está más presente que nunca con el valor o “desvalorización” de nuestra moneda frente a otras. Pero no sólo en el valor del peso está presente la globalización, sino en todo el espectro del mercado interno desde la oferta de materias primas y productos para la comida, el vestido, la vivienda, el transporte, etcétera.

La globalización no tiene fronteras sociales: está presente como oferta de consumo en los estratos con mayores ingresos de la población, hasta en el sector más pobre: la señora que vende juguetes de madera chinos en un puesto en la banqueta. El consumo de ropa usada proveniente de EU, telas de china, cosméticos de Corea, en fin… de la cabeza a nuestros pies los mexicanos somos parte del mundo.

Más allá de la experiencia de la globalización en el día a día, como país, México tiene ciertos rasgos que da una perspectiva de quiénes somos en comparación con el resto de los países. Sin parámetros no podemos tener una visión clara del país, sólo la visualización de parcelas de nuestra experiencia diaria.

Este hecho viene al caso cuando nuestro gobierno ha puesto sobre la mesa la renegociación del TLC.

Qué mejores datos que los de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), y qué mejor voz que la de su secretario general, Miguel Angel Gurría.

Retomo los datos de un seminario impartido en el ITAM el 8 de enero de este año: Primero: México sigue teniendo los niveles más bajos de productividad de la OCDE. Nos encontramos 60 por ciento por debajo del promedio, algunas de las causas: falta de inversión en educación, en investigación y desarrollo.

En mi opinión es que somos un país que poco invierte en sus ciudadanos, en sus capacidades, en sus habilidades. Como nos relacionamos con el mundo.

Segundo: México tiene uno de los niveles de desigualdad más altos de la OCDE. El ingreso promedio de 10 por ciento más rico de los mexicanos es 30 veces mayor que el ingreso promedio del 10 por ciento más pobre. El promedio de esta brecha en los países de la OCDE es de 10 veces.

Si no invertimos en educación, en capacitación, ¿cómo vamos a acortar esta brecha y no seguir profundizando en ella? Tercero: México tiene el nivel más alto de informalidad de la OCDE con una tasa cercana al 58 por ciento.

Esto implica una desciudadanización económica, por llamarla de alguna forma: una relación de ordenamiento de las relaciones laborales, comerciales, productivas, tributarias.

¿No es contradictorio hablar de un Estado de informales? De un Estado sin ciudadanos de facto? ¿Qué estamos exportando? ¿Qué valor agregado damos los mexicanos a la economía global? ¿A la economía regional del TLC? ¿Somos meros maquileros? Y si esto es así ¿Qué soluciones concretas se están planteando para la situación económica de los mexicanos en la revisión del TLC?