Encumbra Le Corbusier su herencia

 

Jeanneret-Gris tuvo la visión de cambiar al mundo a través de la arquitectura


DINORAH NAVA ARIAS

La obra arquitectónica de Le Corbusier fue inscrita en 2006 al Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO (por sus siglas en inglés), como “Contribución excepcional al Movimiento Moderno”, lo que representa un reconocimiento para la arquitectura del siglo XX.

Charles Edouard Jeanneret-Gris, mejor conocido como Le Corbusier, fue un arquitecto y teórico de la arquitectura, urbanista, decorador de interiores, pintor, escultor y hombre de letras, nacido en la localidad de La Chaux-de-Fonds, en Suiza.

Es considerado uno de los máximos exponentes de la arquitectura moderna, y uno de los arquitectos con mayor influencia en el siglo XX y, en general, en toda la historia de la arquitectura.

A lo largo de su trayectoria, Le Corbusier tuvo muy claro que, aparte de saber crear buenos edificios, era necesario saber explicarlos y transmitirlos al resto de los profesionales y a los estudiantes, por lo que él tenía la visión de poder cambiar el mundo a través de la arquitectura.

Una de las grandes contribuciones teóricas de este arquitecto fue la definición que tenía sobre la vivienda, la cual catalogó como “La máquina para vivir”.

Él creía que el objetivo de la arquitectura es generar belleza, cuidando siempre que ésta repercutiera en la forma de vida de los ocupantes de los propios edificios.

Nuevo patrimonio mundial

Los 17 sitios integrantes de este bien del Patrimonio Mundial están repartidos en siete países: Alemania, Argentina, Bélgica, Francia, Japón, India y Suiza, y constituyen un testimonio de la invención de un nuevo modo de expresión de la arquitectura, en clara ruptura con sus formas anteriores. Las obras arquitectónicas de esos sitios fueron realizadas por Le Corbusier a lo largo de 50 años de “búsqueda paciente”, según las propias palabras del arquitecto.

Dentro de las obras destaca la “Unidad habitacional de Marsella”, en Francia, ya que es uno de los proyectos icónicos de Le Corbusier, el cual entró en construcción en 1951. Esta obra constituía una visión innovadora de integración de un sistema de distribución de bienes y servicios autónomos que servirían de soporte a la unidad habitacional, dando respuesta a las necesidades de sus residentes y garantizando una autonomía de funcionamiento en relación al exterior.

El Complejo del Capitolio de Chandigarh, en la India, es otra de sus obras, que comprende tres edificios: la Asamblea Legislativa, el Edificio del Secretariado y el Palacio de Justicia.

El Museo Nacional de Arte Occidental, en Tokio, en Japón, es la única obra de Le Corbusier en el lejano Oriente. Es también el mejor exponente de su teoría de los “museos de crecimiento ilimitado”, y por su innovación conceptual, calidad espacial y valor de su muestra el museo ha sido nombrado uno de los 100 edificios públicos más importantes de Japón.