Incendio en Notre Dame revela amor de Francia a monumentos

 

ESTRASBURGO, Francia (AP) — Los monumentos son el corazón de Francia. El incendio en la catedral de Notre Dame, aunque no causó una sola muerte, ha herido al alma nacional. Ese es el poder que tenía y sigue teniendo la catedral, a pesar de las marcas que dejó el humo en sus paredes góticas. No […]


ESTRASBURGO, Francia (AP) — Los monumentos son el corazón de Francia. El incendio en la catedral de Notre Dame, aunque no causó una sola muerte, ha herido al alma nacional. Ese es el poder que tenía y sigue teniendo la catedral, a pesar de las marcas que dejó el humo en sus paredes góticas.

No se trata solamente de la belleza de los monumentos, como la Torre Eiffel en París, el Palacio de Versalles o el Mont Saint-Michel. Es también el hecho de que representan al país.

“Es el epicentro de nuestras vidas”, dijo el presidente de la nación Emmanuel Macron en referencia a la catedral que data del siglo XII.

El historiador Camille Pascal afirmó: “Es lo que somos”.

Cuando uno de esos monumentos arde, el país llora, literalmente en muchos casos, incluso antes de que salga a la luz la gravedad de los daños.

El sentimiento de congoja permea al país entero, especialmente porque prácticamente todas las regiones cuentan con un monumento similar de estima colectiva equiparable.

En la ciudad oriental de Estrasburgo, donde hay también una catedral imponente, proliferaban las expresiones de solidaridad.

“Nuestro corazón entero está con París y Notre Dame”, dijo la municipalidad en un comunicado. Es en Estrasburgo a donde acudieron varios líderes de la Unión Europea para pronunciar discursos ante la legislatura continental sobre los tratados, leyes y regulaciones que comparten.

“El incendio de la Catedral de Norte Dame nuevamente nos recuerda que nos une algo mucho más importante y mucho más fuerte que los tratados”, declaró la mañana del martes el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk.

Para todos, se hizo evidente que la catedral había trascendido su significado religioso y se había convertido en un símbolo de la civilización europea.

Para el presidente Macron, tal fue la importancia del monumento que hizo a un lado su agenda política poco después del incendio. Tras meses de violentas protestas por parte del movimiento de los “chalecos amarillos”, Macron el lunes se disponía a dar un discurso con medidas para resolver los problemas denunciados.

Sin embargo, tan pronto se transmitió la noticia del incendio en la catedral, el mandatario canceló el discurso y anunció que se dirigía de inmediato al lugar. El país entero lo comprendió.

En lugar de anunciar medidas para reducir la desigualdad social, Macron declaró el inicio de una campaña nacional de recaudación de fondos para reconstruir la iglesia emblemática.

“Les digo solemnemente esta noche: A esta catedral la reconstruiremos todos juntos” expresó el presidente frente a los restos humeantes de la iglesia. “Es parte inexorable de nuestro destino como franceses”.

Debido a que la catedral se ha convertido en un símbolo de la cultura europea, Tusk propuso que toda la UE ayude en la recaudación de fondos.

“Hago un llamado a los 28 estados miembros a participar en esta tarea. Yo sé que Francia lo puede hacer por sí sola, pero se trata de algo más allá de la ayuda material”, expresó Tusk.

Ya antes en su historia Francia ha tenido que acudir en auxilio de sus monumentos nacionales. Tras la revolución de 1789, Eugene Viollet-le-Duc inspiró una campaña de restauración que convirtió a monumentos como la Catedral de Notre Dame, el Mont St. Michel y la ciudad amurallada de Carcassonne en la envidia del mundo.

Al mismo tiempo, ello impulsó a Francia a ser uno de los destinos más populares del mundo, donde el turismo aporta unos 200.000 millones de euros al erario público anual.