Malos hábitos financieros: Cómo reconocerlos y evitarlos

 

Tener el propósito de mejorar como personas es un pensamiento loable si lo acompañamos con las acciones apropiadas. Lo mismo sucede cuando quieres dejar atrás las deudas, tener una perspectiva más productiva sobre tus finanzas personales y eliminar de una vez por todas esos malos hábitos financieros. Nadie quiere llegar a fin de mes sin […]


Tener el propósito de mejorar como personas es un pensamiento loable si lo acompañamos con las acciones apropiadas. Lo mismo sucede cuando quieres dejar atrás las deudas, tener una perspectiva más productiva sobre tus finanzas personales y eliminar de una vez por todas esos malos hábitos financieros.

Nadie quiere llegar a fin de mes sin un peso en el bolsillo, pero seguramente ya perdiste la cuenta de las veces que te ha pasado. La gestión inteligente de tu dinero empieza por disminuir o eliminar los gastos innecesarios. Por eso te ayudaremos a reconocer tus costumbres perjudiciales y cómo puedes enmendar el camino.

Para ello, hemos creido conveniente contar con expertos en finanzas y nos hemos puesto en contacto con el comparador financiero Busconómico, en cuyo portal puedes encontrar mucha información sobre productos bancarios y finanzas personales.

Los principales malos hábitos financieros

No debería haber placer en destruir nuestra economía personal, pero hay personas que parecen no conocer la diferencia. Está claro que muchas veces no tenemos el control de lo que queremos o necesitamos y esa tendencia nos evita pensar con claridad.

Para comenzar a corregir esos defectos administrativos, ten en cuenta lo siguiente:

  • Ausencia de plan u objetivos claros. No importa como lo llames, las metas poco definidas terminan por diluir tus intenciones. Las personas exitosas, adineradas y emprendedoras, entienden esto muy bien. Nos explican que hace falta un propósito claro para lograr el objetivo. Si tu intención es ahorrar, comprar un auto, una casa o jubilarte, necesitas ponerlo por escrito. Esto debe contemplar el presupuesto mensual, las acciones y el tiempo que necesitas para ejecutar el plan.
  • Compararse con los demás. Ya sea que se trate de familiares, amigos o vecinos, la competencia financiera es mala consejera. Las buenas finanzas personales no apuntan a opacar a los demás, sino a darte herramientas para un presente y un futuro cómodo. Mientras que la bonanza es apreciada, la calidad de vida debe prevalecer antes que la acumulación de deudas innecesarias que pueden comprometer tus años dorados.
  • Gastar para ser feliz. Si las compras son una de las pocas cosas que te motivan, es posible que tengas un problema. Aunque resulte natural sentirse animado por un bien material, esto puede llevar a compras compulsivas y guiadas por las emociones. Más allá de crear una adicción, la falta de control sobre este tipo de gastos afecta de forma irreversible la intención de ahorrar o gestionar mejor el dinero.
  • Botar dinero en comisiones. Así como gastar en un café o un helado te parece insignificante, también sucede con estos cobros. La pereza de buscar un cajero de nuestro banco o de cambiar de banco por uno que te cobre menos comisiones, hace que estos gastos vayan arañando tu presupuesto, pudiendo evitarlos.
  • Inventar excusas para no ahorrar. Tanto para tus proyectos de vida como para imprevistos, ahorrar es fundamental para unas finanzas personales saludables. Sin importar cuánto ganes, el truco de este hábito depende de 3 variables: organización, priorización y presupuesto. Es conveniente disponer de un colchón de al menos un par de meses de salario que te aporte seguridad ante un imprevisto, aunque tengas que apretarte el cinturón una temporada para conseguirlo.
  • Mayores ingresos = mejor estilo de vida. Es muy común ver cómo la gente se endeuda más cuando su salario aumenta. A medida que las perspectivas de trabajo mejoran, también lo hace la capacidad de pago. No obstante, el hecho de que ganes más no amerita tener mayores adeudos. Por eso es importante internalizar hasta dónde alcanza el dinero y cómo administrarlo para vivir como quieres.
  • Esperar un milagro. En la cultura mexicana y latinoamericana, no resulta extraño encomendarse a fuerzas sobrenaturales para arreglar nuestros asuntos. Sin embargo, esperar por la lotería, una herencia o el trabajo soñado no es la mentalidad adecuada para el aquí y el ahora. Cuando se trata de dinero, hay que identificar errores, poner un plan en marcha y actuar en función de los objetivos planteados, sin contar con la ayuda de eventos extraordinarios.

Cómo cambiar los malos hábitos financieros

Supongamos por un instante que has tomado un fin de semana de tu valioso tiempo para analizar tu situación financiera. Si pusiste algo de empeño en el proceso seguro que descubriste errores y malas costumbres que no te dejan avanzar. Sabiendo esto, llegó la hora de tomar medidas:

  • Recopila la información. El primer paso para eliminar los malos hábitos financieros es describir cuáles son para abordarlos. Puedes anotarlos en una libreta, en la computadora o el celular. Lo importante es ir paso a paso y no tratar de abarcarlo todo al mismo tiempo para evitar frustraciones.
  • Encuentra el porqué. Todo comportamiento positivo o negativo tiene una razón de ser. Este análisis debe servirte para entender tu percepción del dinero, por qué lo gastas de la forma en que lo haces y qué te impide controlarte mejor. Si tienes claro qué deseas cambiar, hallarás la forma de eliminar las conductas perjudiciales.
  • Utiliza motivos para avanzar. Todos nos movemos por un interés, llámese material, espiritual, romántico o intelectual. Ya sea comprar una casa mayor, realizar un viaje, montar tu propio negocio o simplemente vivir más relajadamente, debes hallar la motivación apropiada. Ese objetivo concreto es lo que te va impulsar a reemplazar un mal hábito financiero por uno más productivo.
  • Sustituye tus prácticas ineficaces. Si sigues haciendo lo mismo y nada cambia, sabes que estás mal. Al igual que para estar en forma, necesitas reemplazar lo que te afecta por aquello que te beneficia. Utiliza recordatorios constantes de lo que quieres lograr para producir un cambio positivo.
  • No dejes de recompensarte. Cuando te esfuerzas y notas que tus finanzas mejoran, mereces un premio. Puedes permitirte alguna recompensa que entre dentro de tus posibilidades, para animarte a seguir empujando en la dirección correcta.