Más que una coincidencia

 

El 19 de septiembre, fecha doblemente dolorosa


Más que una coincidencia

CARLOS TOMASINI / Cambio

Acababa de sonar la alerta sísmica del simulacro con el que se suele conmemorar el aniversario del terremoto del 19 de septiembre de 1985, por lo que cuando detecté un par de horas después que todo se movía a mi alrededor, lo primero que pensé fue: “esto no puede ser”.

Como pasa desde hace 32 años, mi mente comparó la fuerza de este temblor con aquel de magnitud 8.1, pero el de ahora me pareció todavía más violento que ningún otro.

Cada temblor es diferente

Unos días antes, el centro del país, así como el sureste habían padecido un sismo aún más fuerte que el de 1985, y no tardaron en salir los triunfalistas para decir que la ciudad ya estaba preparada para los temblores y que debido a eso no se habían registrado daños. Pero el 19 de septiembre nos recordó a todos que los terremotos no sólo se comparan por su fuerza, sino por otras características que los hacen únicos.

Eso sí, los de 1985 y de 2017 se parecen en algo: nos agarraron desprevenidos, al menos en el momento de percibirlos.

LOS MÁS SACUDIDOS

El punto geográfico de la capital en el que sí coincidieron ambos terremotos, incluso con el de 1957, cuando se cayó el Ángel, fue la colonia Roma y sus alrededores, donde los vecinos que se quedaron ahí después de 1985, presenciaron la llegada de los hipsters a ese barrio en el que ya pocos querían vivir a finales de los 80.

LA HIPERCOMUNICACIÓN

En 1985, la ciudad quedó incomunicada durante varias horas. No existían los teléfonos móviles y la televisión privada quedó fuera del aire, mientras que los canales que se mantenían transmitiendo no tenían los grandes recursos que en la actualidad se tienen. Así que la gente tuvo que enterarse de la tragedia por radio. Hoy, las redes sociales y herramientas como WhatsApp jugaron un papel primordial durante los segundos posteriores al sismo para que las personas pudieran contactar a familiares y monitorear lo que estaba pasando en la ciudad. Hace 32 años sólo se contaba con la rapidez que tenía la radio. Algo que pocos vieron en 1985 fue cómo se colapsaron los edificios, no existen videos del momento preciso. Pero en 2017 hay registros de diversas zonas y diferentes ángulos en los que todos pudieron ser testigos de cómo se vinieron abajo las construcciones y cómo se sintió el movimiento en lugares donde nunca antes se había levantado imagen, como Xochimilco.

ZONAS AFECTADAS

Como saldo, el terremoto de 1985 derribó puntos vitales de la ciudad, como hospitales, grandes multifamiliares y edificios de gobierno, concentrando los daños en una zona especialmente céntrica; pero en 2017, los edificios que se vinieron abajo estaban en rumbos que se consideraban seguros durante un sismo, como la colonia Del Valle o Villa Coapa. Como los edificios colapsados no concentraban a una gran cantidad de personas, instalaciones como los albergues que se habilitaron en diversos lugares no fueron requeridos con urgencia durante las primeras horas y los hospitales no se llenaron de heridos, como sucedió en 1985. Es así como los sismos del 19 de septiembre de 1985 y del 19 de septiembre de 2017 en la Ciudad de México son diferentes en algo más que su año y coinciden en algo más que la fecha.

VOLUNTARIOS

En 1985, los voluntarios se organizaron por sí mismos; y fueron personajes espontáneos y anónimos los que realizaron las heroicas labores de rescate. En 2017, aunque se repitió esa situación, también es cierto que empezaron a circular por la ciudad personas con cascos, palas y chalecos nuevos y limpios como para mostrar que querían ayudar, pero en realidad no fueron requeridos.

CUANDO “MONCHITO” CONOCIÓ A “FRIDA”

Dos semanas después del sismo de 1985, cuando prácticamente se había perdido toda esperanza de encontrar a alguien con vida entre los escombros, los medios (la televisión) retomaron una historia que conmovió a millones de mexicanos: “Monchito”. La versión que corrió fue que un niño llamado Luis Ramón llegó a la ciudad para pasar la noche con su abuelo. A la historia se le hizo cobertura durante días para transmitir en vivo su posible rescate. Personalidades, periodistas y el mismo Presidente siguieron el caso, pero los rescatistas internacionales aseguraban que era falso que hubiera señales de vida. En el terremoto de 2017, “Frida Sofía” fue el nuevo “Monchito”. En menos de 24 horas de que había pasado el sismo, la televisión empezó a hablar de una niña que estaba viva debajo de los escombros de su escuela y que supuestamente tenía el nombre de “Frida Sofía”. Así, la televisión transmitió ininterrumpidamente durante casi 48 horas desde el colegio Enrique Rébsamen. Pero todo empezó a parecer sospechoso cuando las autoridades revelaron que no tenían reportes de algún familiar que buscara a alguien con ese nombre. Fue así como se descubrió que “Frida Sofía” no era más que un “Monchito”, pero potenciado con las redes sociales en plena era del “fake news”.