Niños genio

 

En México, tres de cada 100 infantes nacen con un Coeficiente Intelectual superior


En este Día del Niño, uno de los sectores, del cual poco se habla, es el de los niños genio, infantes con un coeficiente intelectual avanzado, pues, no existe un sistema integral para impulsarlos a canalizar ese gran potencial.

El joven genio mexicano, Agustín Bells, ha compuesto 770 temas, toca el teclado con naturalidad y lo hace desde los seis años, edad en la que sus padres descubrieron que él era un niño genio.

Así como Agustín, tres de cada 100 niños mexicanos que nacen con una sobredotación intelectual, con un coeficiente (IQ) mayor a 130 puntos, cuando la media es de 87, son considerados genios, pero por desgracia, hay pocos lugares donde puedan ser diagnosticados, atendidos y redireccionados para ser un grupo que puede dar grandes aportaciones al país.

Para Antonio Rada, quien fue niño genio y es creador de la Fundación Telegenio, organismo dedicado a descubrir a niños y jóvenes sobredotados, existe un retroceso en el apoyo que se le puede dar a este sector, a pesar de que se logró avances con la modificación del artículo 41 de la Ley General de Educación en 2007.

“Hubo un retroceso en la atención de niños con aptitudes sobresalientes en México desde el inicio del nuevo sexenio; sería muy importante que no dejemos perder lo ganado y, además, recuperar terreno. Deberíamos seguir creciendo y pasar de 10 por ciento, a 20, 30 o 40 por ciento de niños detectados”, señala Rada en entrevista.

Y es que según las estadísticas de la Secretaría de Educación Pública (SEP), en lo que va de la presente Administración Federal, la atención a este sector cayó 27 por ciento, después de haberse elevado a mil 600 por ciento en el sexenio anterior.

En algunos casos, la sobrecapacidad es confundida con trastorno de déficit de atención (TDA), hiperactividad, a veces autismo, por lo que 95 por ciento de los niños genio se pierden antes de que lleguen a la edad adulta por no ser detectados o por ser diagnosticados de forma incorrecta, según revela la investigación “Perfil del sobredotado”, que se realizó con más de 650 casos de niños sobredotados mexicanos. Existe otra institución en México llamada Centro de Atención al Talento (Cedat), creada por Andrew Almazán Anaya, otro niño genio, que ha diagnosticado a 3 mil niños y jóvenes con un IQ superior a 130 puntos.

“Mis padres me enseñaron a amar quien soy y mis capacidades, amo la música y esa es la clave para lograr amar ser quien eres”, concluye Agustín, quien no ha sido aceptado en ninguna institución en el país porque no puede escribir sus creaciones en partituras, debido a que padece amaurosis congénita de Leber, una enfermedad en su retina que sólo le permite ver 25 por ciento, pero a pesar de ello, espera que su creatividad y genialidad, como la tiene 2.8 por ciento de los niños genio, pueda ser conocida en todo el mundo.

DATOS DE RELEVANCIA

El 93% de los niños sobredotados son confundidos y mal diagnosticados con el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). La principal causa de la pérdida del talento nacional (los niños con sobrecapacidad intelectual), es el diagnóstico erróneo. De cada 3 casos de niños diagnosticados con TDAH, 2 corresponden a casos de sobrecapacidad intelectual, mientras 66% de los diagnósticos son erróneos. El 84% de los niños sobredotados tienden a ser distraidos en clase, lo cual puede llegar a ser visto como un problema de aprendizaje.

LEY GENERAL DE EDUCACIÓN

Artículo 41 La educación especial está destinada a personas con discapacidad, transitoria o definitiva, así como a aquellas con aptitudes sobresalientes. Atenderá a los educandos de manera adecuada a sus propias condiciones, con equidad social incluyente y con perspectiva de género. Para la identificación y atención educativa de los alumnos con capacidades y aptitudes sobresalientes, la autoridad educativa federal, con base en sus facultades y la disponibilidad presupuestal, establecerá los lineamientos para la evaluación diagnóstica, los modelos pedagógicos y los mecanismos de acreditación y certificación necesarios en los niveles de educación básica, educación normal, así como la media superior y superior en el ámbito de su competencia. Las instituciones que integran el sistema educativo nacional se sujetarán a dichos lineamientos.