Alejandra Zamora sigue tradición familiar de amor a los caballos

 

Por Sergio Abarca Levetty México, 18 Abr (Notimex).- Con el hipismo en la sangre, la jinete Alejandra Zamora sigue la tradición familiar que inició su abuelo en Monterrey, Nuevo León, y que siguieron su padre y hermanos al establecer una escuela de equitación. La familia pasa el mayor tiempo de su vida en los establos; […]


Por Sergio Abarca Levetty

México, 18 Abr (Notimex).- Con el hipismo en la sangre, la jinete Alejandra Zamora sigue la tradición familiar que inició su abuelo en Monterrey, Nuevo León, y que siguieron su padre y hermanos al establecer una escuela de equitación.

La familia pasa el mayor tiempo de su vida en los establos; su pasión por los caballos llevó al abuelo a iniciar el Club Hípico en el Centro Ecuestre San Pedro, en el municipio de San Pedro Garza García, y al padre de Alejandra, Armando, a formar la Escuela de Equitación Zamora.

“Mi abuelo, el capitán Álvaro Zamora, fue el pionero; siguieron mi padre Armando Zamora y mis hermanos. Han destacado más en las competencias internacionales de salto Iván y Armando, en pruebas realizadas en las ciudades de Querétaro, México, así como Wellington, Dallas y Praga”, recordó.

Respecto de su participación en concursos de salto, explicó que le gusta sentir la adrenalina y sostener una batalla junto con el caballo, el cual “se convierte en tu amigo, porque pasamos ocho horas diarias en la preparación y entrenamientos”.

En entrevista en el marco del Global Champions Tour de México realizado en el Campo Marte de la capital del país, en el que en esta ocasión no fue competidora, compartió que lleva “el hipismo en la sangre”.

Alejandra Zamora, quien acumula años de competencias, sobresaliendo sus resultados en 1998 en un certamen internacional con jinetes provenientes de América Central, indicó que “a nivel de la competencia siempre buscamos la preparación para que el caballo dé el trabajo óptimo. Dedico ocho horas diarias a la monta, es más tiempo que con la familia”.

El caballo debe estar en las mejores condiciones para que rinda en las competencias, con agua, alimento, la limpieza en la cuadra y el cobijo, dependiendo del clima, sostuvo.

Con la monta desde niña, Alejandra tiene la experiencia de que un caballo de salto ofrece su mejor rendimiento a partir de los 10 años de edad, “es cuando tiene la maduración y saca su potencial y también depende del jinete”, resaltó.

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NTX/SAL/PPS