Una jornada que reflejó todo lo que no debe ser en el futbol mexicano

 

El fútbol es un componente importante dentro de la cultura de la población mexicana: eso es un hecho incuestionable, por lo que jornada a jornada, los partidos que se disputan en la máxima competición local levantan pasiones y se vuelven acontecimientos más que relevantes para la sociedad. Si bien, una de las características del deporte […]


El fútbol es un componente importante dentro de la cultura de la población mexicana: eso es un hecho incuestionable, por lo que jornada a jornada, los partidos que se disputan en la máxima competición local levantan pasiones y se vuelven acontecimientos más que relevantes para la sociedad.

Si bien, una de las características del deporte es dar alegrías a quienes lo practican y lo disfrutan en el estadio o por televisión, la jornada 14 del fútbol mexicano ha sido un reflejo de todo lo que no debe suceder en torno a un torneo futbolístico de alto nivel, como el que se quiere tener en el país.

Desde el viernes todo empezó con el pie izquierdo

El primer hecho deplorable de la jornada ocurrió el viernes, durante el partido disputado entre los Tiburones Rojos de Veracruz y Tigres UANL en el estadio Luis “Pirata” Fuente.

El equipo local planificó un tipo de protesta sin precedentes contra Fidel Kuri, dueño de la institución, tras llevar varios meses sin recibir el salario que les corresponde. No solamente ellos, dicho problema afecta a los jugadores del equipo de fútbol masculino, pero también al equipo femenino, sus ramas juveniles, cuerpo técnico y médicos.

Ante tal irregularidad, es comprensible que los integrantes de la nómina del equipo jarocho decidieran ejecutar alguna acción escenificando una pública protesta, por lo que se rumoreó que se llegó a un acuerdo con Tigres, para que los jugadores se parasen en pleno encuentro, y no se movieran por un plazo de tres minutos.

Una protesta que pasará a la historia del fútbol mexicano

Sin embargo, para sorpresa de todos, tras haber pasado el primer minuto en el que los jugadores de ambos equipos permanecieron estáticos, los jugadores de Tigres tomaron la decisión de empezar a marcar goles, ante un rival inmóvil, y anotaron dos goles que subieron al marcador.

En este sentido, los jugadores de Tigres alegaron que solamente habían llegado al acuerdo de pausar el juego durante un minuto, no tres minutos como pretendía el equipo local. Por ello decidieron empezar a jugar, a pesar de que los jugadores de Veracruz no estaban dispuestos a competir.

Esta situación se puede analizar desde diversos puntos de vista, pero sin duda la que más ruido mediático ha causado se centra en la perspectiva del deportista. En resumidas palabras, aprovecharse de un colega que no tiene intenciones de competir por una razón extradeportiva es una acción que carece de ética, por decirlo de una forma elegante.

Lógicamente, este hecho le ha dado la vuelta al mundo entero por la naturaleza inédita de los sucesos y, por supuesto que en todas las noticias de fútbol sobre México se hicieron eco de la situación, debido a la ausencia de valores morales que transmite a la población, especialmente a los jóvenes, siendo un hecho deplorable que no debe repetirse si se pretende elevar el nivel del campeonato mexicano a uno de los mejores del mundo.

La violencia fue protagonista en el estadio Alfonso Lastras

Como si ya no hubiéramos tenido suficiente en esa jornada, esta se vio manchada también de episodios de violencia, específicamente en el partido que enfrentó a los Gallos Blancos de Querétaro y al Atlético de San Luis.

En el transcurso del partido, que terminó ganando por 0-2 el equipo visitante, grupos de aficionados violentos comenzaron a enfrentarse en las gradas del estadio, dejando un saldo de decenas de personas heridas e imágenes que entristecen el corazón de cualquier amante del deporte.

Agresiones, estampidas en las gradas y niños llorando en pleno terreno de juego son imágenes que un torneo serio y profesional no puede mostrarle al mundo.

Al fin y al cabo, es solo un partido de fútbol de un domingo por la tarde: que la violencia se haga presente en una competición deportiva es un contrasentido. Va en contra de todos los valores de juego limpio y deportividad que deberían ser parte inseparable del fútbol de máximo nivel internacional.

El fútbol de ascenso no se quedó fuera de las desgracias

Como cereza de esta tarta, el partido entre los Dorados de Sinaloa y el Atlante tuvo que ser suspendido debido a los hechos violentos que ocurrieron durante el fin de semana en las calles.

Los enfrentamientos militares entre las autoridades y el crimen organizado tampoco han permitido que se jugase con normalidad la jornada futbolística entre estos dos equipos.

Todos estos problemas tienen solución, pero debe trabajarse m para resolverlos. Todo depende de la buena voluntad y disposición de los involucrados, esa que tanto se necesita para hacer que el fútbol mexicano sea tan grande como merece ser.