Rescatan al muralista Mario Orozco del olvido

 

Le rendirán un magno homenaje en Bellas Artes, a 20 años de su muerte


Por su amplia y destacada trayectoria artística, en cuyas obras siempre se plasmó el compromiso social y crítico que caracterizó al muralismo y pintura de caballete del siglo XX, el artista mexicano Mario Orozco Rivera (1930-1998) será recordado en su vigésimo aniversario luctuoso el próximo 20 de noviembre en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México.

“Un grupo de amigos y camaradas decidimos rendirle un homenaje póstumo a este gran artista debido a que en los últimos años ha permanecido totalmente abandonado, tanto en el conocimiento de su obra como de su participación social. Por tal motivo, propusimos a Bellas Artes realizar esta significativa ofrenda”, abundó Luciano López Zamudio, amigo y organizador del tributo al artista plástico mexicano.

López Zamudio destacó la obra de Orozco Rivera por conjuntar la experiencia plástica de los tres grandes muralistas mexicanos (José Clemente Orozco, Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros) e integrarla a sus propios conceptos, principalmente, con aquellas técnicas que utilizaba el propio Siqueiros, quien lo invitaría a participar en la creación del mural del Polyforum Siqueiros, La marcha de la humanidad.

“Él poseía técnicas que estaban adelantadas para su época como la pintura con pistola y pinturas plásticas que no eran usadas anteriormente. Eso, le da a Mario Orozco una gran relevancia, porque no pertenece totalmente a la escuela de los grandes, sino que él crea un nuevo concepto en su pintura”, refirió López Zamudio.

Con una distribución de sus murales repartida en distintos lugares de la República Mexicana y el extranjero, Lopez Zamudio comentó que en el vasto trabajo pictórico de Orozco “no hay una similitud sino, más bien, hay una síntesis de los anteriores muralistas”.

Cabe destacar que Mario Orozco realizó un tríptico mural en el cubo del acceso principal de la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad Veracruzana, titulando a cada parte del tríptico como: “La lucha por la existencia y la creación en la naturaleza”, “La ciencia veterinaria integrada a la vida social” y “Caballo en disección”.

“En esta obra quedó plasmado cómo tenía presente toda la actividad humana y los adelantos científicos. Algo que se distingue en casi todos sus cuadros y murales, pues siempre trató de expresar la realidad desde su concepción que tenia del mundo”, indicó.

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