Cómo nació la Fuerza Anti-Unión de Tepito

 

El reciente hallazgo de restos humanos en un carril del Metrobús, reveló una guerra criminal


El 26 de mayo del 2013, un crimen en una de las zonas más concurridas de la capital del país, reveló que la Ciudad de México tenía en sus entrañas un problema del que muy pocos se atrevían a hablar.

“El Bar Heaven”, un lugar ubicado en la Zona Rosa de la delegación Cuauhtémoc, en pleno centro de la ciudad, en el que personas de distintos estratos acostumbraban acudir a altas horas de la madrugada, se convirtió también en el nombre que bautizó el caso de 13 jóvenes que fueron sacados de esas instalaciones y, posteriormente, asesinados.

El “Caso Heaven” fue el primero en el que se habló de un grupo llamado “La Unión de Tepito”, señalados como los responsables de ese crimen, el cual se encontraba buscando controlar el mercado de las drogas dentro de la Ciudad de México. El crimen organizado estaba en la capital y comenzaba a dar señales de la crisis que se avecinaba.

Las víctimas eran, en su mayoría, habitantes del Barrio Bravo de Tepito, y su ejecución se trató de una venganza por no cumplir con las cuotas que la Unión les exigía a los comerciantes. Extorsión, venta de drogas, cobro de piso, secuestro exprés y robo ocasional, eran solo algunos de los crímenes de los que se le acusaba a la organización criminal, que en ese entonces era liderada por su también fundador, Francisco Javier Hernández Gómez, alias “Pancho Cayagua”.

Nacimiento de la Unión de Tepito

La Unión de Tepito nación en 2010, pero no lo hizo sola. De acuerdo con versiones periodísticas, este grupo delictivo logró tener fuerza en la Delegación Cuauhtémoc gracias al apoyo del Cártel de Jalisco Nueva Generación.

Dichas versiones indican que, gracias a eso, la Unión de Tepito adoptó prácticas como la extorsión, y aprendió a “dominar plazas” en un lugar en el que no había una disputa por el mercado de las drogas.

El crecimiento y la expansión del grupo criminal, provocó que existieran disputas internas entre aquellos que buscaban dominar la organización. Uno de ellos fue Roberto Moyado Esparza, alias “El Betito”, quien en 2015 decidió abandonar a la Unión y crear su propio grupo, denominado “La U”.

La guerra entre La U y la Unión de Tepito terminó el 11 de octubre del 2017, cuando “Pancho Cayagua” fue asesinado mientras entraba al estacionamiento de un centro comercial, en la Gustavo A. Madero, presuntamente por órdenes de El Betito.

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Luego de esos hechos, La U desapareció del mapa y el Betito logró su objetivo: hacerse del poder dentro de La Unión de Tepito, pero así como se quedó con el liderazgo de la organización, también heredó a los enemigos que cosechó Francisco Javier Hernández.

Fuerza Anti-Unión, la otra guerra

En julio de 2016, un mensaje comenzó a circular en redes sociales; se trataba de una advertencia: la capital viviría una tragedia si es que las autoridades no frenaban a Roberto Moyado Esparza.

Un hombre, sin revelar su identidad, mencionaba que en Tepito estaba naciendo un movimiento dispuesto a hacer justicia con sus propias manos, con la intención de acabar con el reinado de “El Betito”.

“No todos en Tepito somos delincuentes”, decía el sujeto anónimo. “Somos comerciantes honrados”.

Su mensaje, difundido en video, terminaba con la invitación a que las personas residentes del barrio bravo se unieran a ellos, para acabar con los asesinatos, las extorsiones y los crímenes que la Unión cometía. Se hacían llamar “Fuerza Tepito”.

No se tiene claro quienes la integran; algunas versiones indican que son sicarios contratados por vendedores y locatarios, los cuáles tienen la instrucción de acabar con la Unión. Otros más mencionan que son narcomenudistas que quedaron fuera de las filas comandadas por El Betito y ahora quieren el control de la plaza.

Pero también existe la posibilidad de que, sea cual sea su origen, la hoy renombrada Fuerza Anti-Unión de Tepito, esté reforzada por aquellos sicarios y personajes fieles a Pancho Cayagua.

Con el asesinato de Cayagua, ellos no soportaron tener sobre sí a El Betito, y por eso se unieron a un grupo cuyo principal propósito es acabar con él y sus aliados.

Un ejemplo de esto es el reciente asesinato de Juan Iván Arenas Reyes, alias “La Pulga”, identificado como jefe de sicarios de “El Betito” y segundo al mando de la Unión.

La guerra entre ambas organizaciones ha provocado imágenes dantescas, como los restos humanos que fueron abandonados en un carril del Metrobús, cerca de Tlatelolco.

Así como “narcomantas” en las que se advierte que el Cartel de Jalisco Nueva Generación está en la capital del país para acabar con los extorsionadores.

Las autoridades afirman que no son organizaciones del narcotráfico; insisten en que son grupos de narcomenudistas que actúan solamente uno contra el otro por cuestiones de reacomodo, y porque se disputan territorios para vender su mercancía.

Y mientras las explicaciones surgen, la guerra continúa.

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